CAPITULO 2: FLORA

2.1 INTRODUCCIÓN

Para mejorar los procesos de gestión y manejo que involucran los servicios ecosistémicos por los diferentes pisos vegetacionales que hacen posible la oferta sostenible de agua, como de otros servicios, funciones y productos; es necesario desarrollar la línea base e indicadores para el monitoreo de la biodiversidad de la flora y vegetación; la que incorporara una serie de herramientas para resolver los problemas de la situación actual, que contribuyan a fortalecer el conocimiento y el aprovechamiento de información generada por entidades públicas y privadas.

El proyecto “Manejo y Consolidación del Sistema Municipal de Áreas Protegidas de La Paz” (PDM La Paz, 2007-2011), tiene como uno de sus objetivos principales, la conservación del patrimonio natural del municipio y sus funciones ecosistémicas. Como componente fundamental de la gestión de estas unidades de conservación, para ello debe generarse un mecanismo o sistema que posibilite monitorear los cambios en el estado de la biodiversidad y el agua y la toma de acciones por parte de las instancias correspondientes del municipio de La Paz.

Es necesario articular y contribuir a un objetivo común que derive en la generación de políticas públicas orientadas a la adecuada gestión de los recursos naturales del Municipio de La Paz, lo que permitirá y generará una oportunidad de interacción e integración entre la comunidad académica, autoridades y actores locales, preocupados sobre la mantención de la productividad de agua y las funciones ecosistémicas de las formaciones y pisos vegetacionales como son los Bofedales y los Bosques Húmedos Montanos.

2.1.1 Objetivos

Elaborar la línea base e indicadores para el monitoreo de la biodiversidad de la flora y vegetación priorizando los objetos de conservación que favorecen y aseguran el funcionamiento de los servicios ecosistémicos para mantener la disponibilidad de agua y la flora y vegetación del Municipio de La Paz.

2.1.2 Alcance

⮞ Generación de línea base de indicadores para el monitoreo de la biodiversidad respecto a la flora y vegetación

Realización de la línea base de indicadores para el monitoreo de la flora y vegetación, para detectar cambios en el estado de la biodiversidad, priorizando los factores que serán objeto de monitoreo, para ello se realizara un análisis de: mapas de vegetación a escala, identificando las principales unidades de vegetación, valoradas por las funciones y servicios ecosistémicos que provén, incluyendo almacenamiento de carbono, generación de agua, atractivo turísticos o se encuentren dentro de áreas ecológicamente sensibles.

⮞ Amenazas sobre la vegetación

Identificación y verificación “in situ” de los problemas ambientales, amenazas e impactos sobre la diversidad florística y vegetacional, enriquecido mediante documentación respaldada con la bibliografía especializada y actualizada para la flora y vegetación, detallando en una lista las especies a monitorear y sus amenazas.

⮞ Identificar indicadores adecuados para implementar un programa de monitoreo para la vegetación

Propuesta y descripción de los métodos e indicadores basados en objetos de conservación, para posteriores réplicas.

2.1.3 Metodología

Gran parte del informe de línea base, se fundamenta en la compilación de información secundaria y la recopilación de información específica, para la región del municipio de La Paz y aquellos relacionados.

La propuesta para los métodos de monitoreo como los potenciales indicadores de los objetos de conservación, ha sido desarrollada con información proveniente de la revisión y análisis de información bibliográfica, libros y artículos científicos.

Debido al corto plazo y duración para la ejecución de la presente consultoría, se han realizado 2 salidas a campo. La primera fue del 27 al 29 de julio del año 2012, hacia el Valle de Zongo, habiéndose iniciado el recorrido desde la parte alta, hacia el distrito de Zongo Choro, a fin de realizar un reconocimiento y verificación de las formaciones vegetacionales, paralelamente se realizó una evaluación sobre la situación actual de la flora y vegetación en las áreas priorizadas para conservación, que están sujetas a amenazas, las mismas que fueron identificadas en las mismas zonas. Posteriormente, se realizó una segunda salida, el 8 de agosto del 2012, hacia el sector de Kaluyo y Hampaturi, con la misma finalidad.

Se incorporan los indicadores potenciales y los métodos de monitoreo propuestos para los objetos de conservación, relacionados a las áreas inmersas en los servicios ecosistémicos del Municipio de La Paz; además se realiza un análisis, sobre los escenarios futuros que implican el asegurar la provisión de servicios y funciones ecosistémicas de las áreas y zonas priorizadas.

2.1.4 Aspectos Generales

2.1.4.1 Ubicación y Zonificación

El informe para la línea base que identifica los indicadores potenciales y propone métodos de monitoreo para los objetos de conservación, en las zonas del municipio de La Paz (201.196 has) que está ubicado en el borde noreste del Altiplano, al pie de la Cordillera Oriental, que abarca dos importantes cuencas hidrográficas, una al Sur y otra al Norte, separadas por la Cordillera Real y se distinguen las siguientes zonas:

  • Zona 1, Área urbana, pequeña, frente a la totalidad del territorio municipal con escasa vegetación nativa, aunque con particularidades florísticas por los pisos existentes.

  • Zona 2, Hampaturi, en la cual nacen los ríos que conforman la cuenca principal, siendo un área de alta fragilidad para el hábitat de los Bofedales, muy ligados a la preservación y mantención del agua.

  • Zona 3, Valle de Zongo, que se forma a lo largo del río del mismo nombre, que nace en la Cordillera Real que corre hacia el Norte, áreas donde existe actualmente una fuerte amenaza a los recursos naturales por la expansión de la frontera agrícola

  • Zona 4, Zongo Tropical , o Zongo Choro, formada por las tierras bajas del bosque húmedo de pie de monte andino amazónico, que mantienen áreas de alto valor ecológico y ambiental, de bosques primarios con especies de flora y fauna vegetales y animales, , que se encuentran amenazados por la deforestación.

Es necesario aclarar, que por el tiempo reducido de la presente consultoría, las salidas a campo para evaluación de impactos, han permitido identificar los objetos de conservación y los potenciales indicadores de monitoreo en áreas prioritarias, que probablemente demanden inventarios de mayor precisión.

2.2 RESULTADOS

Los resultados de la línea base e indicadores para el monitoreo de la biodiversidad de la flora y vegetación para el Municipio de La Paz, se presenta en los capítulos siguientes:

  1. Pisos de vegetación en el municipio de La Paz.
  2. Amenazas identificadas
  3. Áreas prioritarias para la Conservación
  4. Situación actual de la flora y vegetación en áreas prioritarias para la conservación
  5. Principales servicios ecosistémicos que brindan las formaciones vegetales
  6. Objetos de conservación para áreas analizadas
  7. Potenciales indicadores para el monitoreo de los objetos de conservación
  8. Métodos de monitoreo para especies de los objetos de conservación
  9. Escenarios futuros de las formaciones vegetales
  10. Conclusiones y Recomendaciones

2.3 PISOS DE VEGETACIÓN EN EL MUNICIPIO DE LA PAZ.

Bolivia se encuentra en la región Neotropical, una de las 6 en las que se divide biogeográficamente nuestro planeta. Notoriamente emergente en la región se encuentra la Cordillera de Los Andes que resulta de la conformación geológica de las placas tectónicas de Nazca y Sud América (Gregory-Wodzicki, 2000), lo que en Bolivia se ha traducido en la formación de la Cordillera Occidental (volcánica) y la Cordillera real. Nuestra posición tropical ha originado que Bolivia, junto con Colombia, Ecuador y Perú, sea habitualmente incluida en los llamados “Andes tropicales o zona tropandina”.

En general, los Andes Tropicales albergan especies de plantas cuyas extraordinarias adaptaciones morfológicas y fisiológicas, les permiten vivir en ambientes con condiciones de temperaturas extremas, baja disponibilidad de agua y nutrientes, siendo estas algunas de las características que destacan a éstos ecosistemas, de otros que ocurren en la región neotropical.

La región andina presenta una gran diversidad de ambientes, flora, fauna y vegetación en relación a la enorme variedad climática, fisiográfica y altitudinal. Tiene muchas especies endémicas, así como numerosos géneros y algunas familias. La mayor diversidad biológica, que aún no es conocida completamente, se centra en las provincias biogeográficas del Páramo o Paramuna y de los Yungas Peruano Bolivianos (Navarro, 2002).

En los Yungas Boliviano-Peruanos se pueden distinguir varios pisos altitudinales, florísticamente muy distintos, que posiblemente merezcan una subdivisión: se pueden diferenciar una parte baja de los Yungas y una parte alta, con la Ceja de monte que incluiría los bosques mixtos de neblina, y, más arriba los bosques de Polylepis pepei, hoy casi completamente reemplazados por pastizales húmedos representando el Páramo Yungueño. Posiblemente son más de origen antropogénico.

Los “páramos yungueños” son semejantes fisionómica y florísticamente a los “páramos verdaderos” de los Andes en el norte del continente que se encuentran en el Norte de los Andes, bajo condiciones climáticas intratropicales. Se localizan en franjas y manchas encima de la ceja de monte y forman pajonales y matorrales casi siempre húmedos (Ibisch y Mérida, 2003).

El territorio del municipio de La Paz, presenta diferentes formaciones vegetacionales a lo largo de los diferentes gradientes altitudinales, climáticos y biogeográficos, que la hacen importante y representativa frente a otros municipios; por las particularidades en cuanto a flora y vegetación se refiere, que se describen a continuación en la Figura 2.3.1. Ademas en el Anexo 2.1, se presenta un archivo fotográfico de la vegetación registrada en las diferentes zonas visitadas, durante las salidas a campo.

Figura 2.3.1
Corte del perfil de pisos de vegetación aproximados, a lo largo del territorio del Municipio de La Paz

2.3.1 El Valle de La Paz y Hampaturi

La flora y vegetación de la zona incluye a los ambientes urbanos y el distrito rural de Hampaturi, con paisajes naturales muy variados. El distrito rural de Hampaturi alberga montañas con glaciares, morrenas, roquedales y serranías, que forman un paisaje geológico particular, que se combina con las lagunas, bofedales, represas de agua y las zonas de cultivo tradicional, pastoreo de camélidos, y ganado vacuno. A su vez cuenta con zonas relativamente extensas, donde el paisaje natural conserva algunas características de la vegetación nativa (Ergueta y Aranda, 2010).

Existen otros estudios relacionados con la Flora del valle de La Paz, tanto dentro de la misma ciudad como en los alrededores. Entre estos están los estudios de García (1987) quien trabajó con plantas ruderales que crecen en lugares perturbados; Vargas (1989, 1992), que realizó un registro de las comunidades vegetales del Río Jillusaya e informó sobre comunidades vegetales estabilizadoras de las laderas del mismo río.

En cuanto a diversidad se refiere, se cuenta con el trabajo de Beck & Valenzuela, (1991), en el que presentan una la lista registrada con más de 800 especies, de las cuales muchas son introducidas o cosmopolitas. Las familias Poaceae y Compositae son las más abundantes en número de especies. Según el piso de vegetación son importantes, las Labiatae, Scrophulariaceae, Fabaceae-Papilionoideae, Caryophyllaceae, Solanaceae y Convolvulaceae.

Por su parte Valenzuela (1993), realizó un estudio sobre plantas en lugares erosionados de la ciudad de La Paz, bajo condiciones geológicas y geomorfológicas propias del lugar que están ligadas al riesgo de erosión y flujo de las aguas superficiales y subterráneas.

Existen trabajos relacionados a diversidad con carácter cuantitativo en el valle de La Paz como el de López (1996), que determina patrones de diversidad florística y de formas biológicas de las plantas. Urcullo (1997) realizó estudios fisiológicos en tres especies leñosas Prosopis laevigata var. andicola, Pluchea fastigiata y Dodonaea viscosa, para observar respuestas a la sequía y con diferentes mecanismos fisiológicos para mantener el balance hídrico.

Estévez (2000), realiza un estudio en Pinus radiata que es una especie introducida que cumple funciones importantes como protección de cuencas, controla la erosión, actúa como rompevientos y ornamentación de áreas verdes, la misma que es constantemente atacada por la larva Metardaris cosinga cosinga que está causando la disminución y desaparición del pino.

Para valles secos se tienen los trabajos de Flores (2005), en el que evalúa la variación nocturna y diurna de los patrones de producción y concentración del néctar en Trichocereus bridgesii, además de ver como estos patrones son afectados por factores ambientales del valle seco internandino.

Valdivia (2005), realizó un estudio del efecto nodriza en cactáceas evaluando el efecto de las copas de las leñosas sobre la densidad de cactáceas, tanto a nivel de especie y por individuo o como comunidad, dando como resultado una mayor densidad de Corryocactus melanotrichus (Cactaceae), bajo la nodriza Prosopis flexuosa, que a su vez están fuertemente relacionados con el tamaño de la copa; Butrón (2005), realizó un análisis de la densidad de semillas enterradas en el suelo, encontrando que la densidad es variable y que dependen de la cantidad de lluvia caída, que está muy sujeto a las condiciones ambientales.

A su vez, Rivera (2005), realizó un estudio florístico cuantitativo y cualitativo de plantas leñosas en 19 sitios, con diferentes exposiciones en el valle de La Paz, determinando pisos altitudinales e identificando especies nativas; Rojas (2012), realizó un estudio del sistema reproductivo y la demografía floral de Corryocactus melanotrichus (Cactaceae), endémico de Bolivia, analizando la biología reproductiva y su influencia en la demografía floral, la especie presento un sistema reproductivo mixto (parcialmente autocompatible y autógamo), la polinización natural fue más eficiente en la producción de frutos y semillas que la autopolinización.

Según López (2010), la zona ocupada por la ciudad de La Paz, presenta sectores pequeños que conservan características de la vegetación nativa, combinados con especies introducidas de árboles, arbustos, hierbas y pastos, principalmente con fines ornamentales. El mismo autor indica que hay alrededor de 900 especies para el Valle de La Paz y el distrito rural de Hampaturi, de las cuales la mayoría corresponden a especies nativas.

La vegetación presenta características definidas en cuanto a forma y composición se refiere y alberga una notable riqueza de plantas vasculares. Beck & García (1991), dividieron el valle de La Paz en varios pisos altitudinales de vegetación; de abajo arriba (considerando solo los pisos con vegetación): piso de Prepuna y de valle seco (bajo 3.500-3.600 m); piso de la Puna (3.500/3.600-4.100/4200); piso altoandino (4.100/4.2004.600/4.700).

Al respecto López (2010), hace referencia que en el Valle de La Paz, y en la zona rural de Hampaturi se reconocen cuatro grandes zonas o pisos de vegetación, que se describen a continuación.

2.3.1.1 Altoandino (4.300/4.400 a 5.000 m)

Este piso se observa en sectores menos poblados, por ejemplo en La Cumbre, tanto del camino que lleva a los Yungas como del que desciende al valle de Zongo; también en los sectores de mayor altitud de Las Ánimas, Achachicala y Hampaturi.

Este paisaje está dominado por montañas escarpadas, glaciares y roquedales. Una característica particular de este piso es el porte pequeño de las plantas, que guardan estrecha relación con el clima frío y viento constante a lo largo del año, por lo que las plantas se encuentran apretadas contra el suelo y muy próximas entre sí (López, 2010).

La vegetación está compuesta por pastos bajos formando un césped, plantas que se refugian en las rocas y otras abultadas que forman cojines de color verde intenso. Algunos arbustos también de porte pequeño, brindan espacios de protección contra los vientos helados para las plantas más pequeñas.

En las depresiones de los valles altoandinos y en la puna superior, donde los suelos permanecen húmedos, y también en las laderas con afluentes de agua, se forman humedales con un césped bajo denso, frecuentemente en cojines, locamente conocidos como bofedales o vegas.

Según Estenssoro (1991), los valles glaciales de mayor extensión y amplitud en el valle de La Paz son los de: Chacaltaya, donde las principales turberas o bofedales de altura se desarrollan en los bordes de las lagunas Laram Kkota y Paco Kkota. En el valle de Kaluyo, los bofedales se distribuyen en los bordes del río del mismo nombre. A su vez el valle de Chuquiaguillo, está formado en su parte alta por otros dos valles laterales, el de Estrellani y el de Jhacha Toloko, que en épocas glaciares pasadas habrían alimentado al glaciar principal y por último está el valle alto de Hampaturi, ocupado por la laguna artificial de Chacaltaya y la de Ajuan Kkota, la poca amplitud del valle no ha permitido el desarrollo de bofedales de pendiente. Estas áreas de bofedales son consideradas como pastizales naturales de gran valor forrajero que son utilizadas para el pastoreo intenso de camélidos y en zonas próximas a la ciudad también se los explota para comercializarlos como turba o abono para jardines.

2.3.1.2 Puna húmeda superior (3.900 a 4.300/4.400 m) (Modificado de López, 2010)

Caracterizada por la presencia de gramíneas de porte alto en forma de manojos o ramilletes, de color amarillento, especialmente en invierno. El paisaje natural representativo de este piso, corresponde al cañón de Ovejuyo (Palca), sectores de Chicani y Hampaturi, camino a La Cumbre y sectores en la cercanía de la ciudad del El Alto.

A medida que se desciende, los arbustos son más frecuentes y llamativos por el color de sus flores pequeñas, muchas veces de aspecto brillante. Pudiendo alcanzar un tamaño entre 50-70 cm, prefieren hábitats protegidos y cálidos de quebradas o laderas. Entre y debajo de los pastos altos y arbustos, crecen hierbas pequeñas, similares a las que se encuentran en el piso altoandino.

Las compuestas y poáceas se constituyen en las familias más importantes y representativas por número de especies y abundancia. En sectores de mayor elevación las especies más comunes son la chillihua ( Festuca dolichophylla), típica de la Puna Húmeda, que suele dar aspecto amarillento al paisaje. El ichu o paja brava ( Stipa ichu) característica de lugares más perturbados por el hombre.

En algunos sitios se pueden observar pastos altos del género Deyeuxia y otras más pequeñas de los géneros, Agrostis, Bromus y Poa. Herbáceas de la familia Compositae como la kea kea ( Belloa argentea), wira wira ( Achyrocline, Gamochaeta), el siki ( Hypochaeris meyenii), el pilli ( Hypochaeris taraxacoides) y Werneria villosa. Los arbustos más comunes, de la misma familia son las tholas y chilcas ( Baccharis tola, var incarum B. pentlandii), otros arbustos frecuentes son Senecio clivicolus y las chinchircomas del género Mutisia, muña muña ( Clinopodium bolivianum, Lamiaceae), Solanum nitidum (Solanaceae) y el manka paqui o sojo sojo ( Agalinis lanceolata, Scrophulariaceae).

En este piso es rara la presencia de una grosella silvestre ( Ribes pentlandii, Rosaceae) muy aromática, probablemente componente importante de la vegetación nativa previa a la urbanización del piso de la Puna superior e inferior. También crece una ortiga con pelos urticantes muy característica, el itapallu ( Cajophora horrida, Loasaceae). Algunos líquenes adornan las piedras y rocas, como en el piso anterior y aparecen los helechos conocidos como chusi chusi, principalmente del género Cheilanthes.

La composición florística de este piso, es similar a la que se encuentra en el Valle de Zongo, con algunas características propias, debido a la presencia de mayor humedad ambiental.

2.3.1.3 Puna Húmeda inferior (3.400 a 3. 500-3.900m) (Modificado de López, 2010)

La Puna, en especial la inferior ha sido transformada más intensamente por el proceso de urbanización, y existen zonas con alta densidad de ocupación (como la zona central). El paisaje actual está dominado por las construcciones urbanas; sin embargo presenta indicios de albergar la mayor diversidad de plantas, que aún permanecen en algunos sitios aislados; como la parte alta del barrio de Auquisamañaya (en el sur de la ciudad).

Presenta una vegetación similar al del piso anterior, pero con una mayor cantidad de arbustos perennes de porte alto, pudiendo superar los 2 m de altura. Entre los matorrales aparecen con mayor frecuencia cactus, de diversos y peculiares aspectos. Aquí también las compuestas y gramíneas son las más importantes.

Una variedad de arbustos característicos forman parte de este piso, como las tolas, chilcas, la tankara ( Dunalia brachyacantha, Solanaceae), compuestas como la chinchircoma ( Mutisia acuminata), Pluchea fastigiata, un pariente del molle ( Schinus andinus, Anacardiaceae). Entre los arbustos menos frecuentes están la añawaya ( Adesmia spinosissima, Fabaceae), el llaulli ( Dasyphyllum ferox), Lophopappus foliosus y la koa ( Minthostachys sp., Lamiaceae). Casualmente puede observarse el k’opi ( Kageneckia lancelata, Rosaceae). En laderas menos perturbadas por la urbanización, se encuentra el pingo pingo o sanu sanu ( Ephedra americana, Ephedraceae), que es más común de los valles secos. En zonas perturbadas es abundante la karalawa o karallanta, ( Nicotiana glauca, Solanaceae).

Entre los pastos (poáceas) están la paja ( Stipa ichu), Bothriochloa barbinodis y el chiji negro ( Muhlenbergia rigida), la chillihua, dominante en la puna superior. En lugares cercanos a cursos o cuerpos de agua crecen las sehuencas ( Cortaderia), de inflorescencias blancas. También está presente una planta parásita de raíces en especial de las tholas, Quinchamalium procumbens (Santalaceae).

⮞ Flora de la ciudad de La Paz

De acuerdo a García (1991), en la ciudad de La Paz, las plantas corresponden a las siguientes categorías:

  1. Las que son plantadas y viven todo el año sin protección.
  2. Las que permanecen solo durante la estación favorable.
  3. Las que se encuentran en casas y lugares protegidos
  4. Las que aparecen de manera espontánea en los bordes de calles, terrenos baldíos, alrededores de viviendas, etc. Conocidas también como especies

La cubierta vegetal natural o seminatural, se encuentra degradada por acción de la actividad humana cada vez más intensa. Crece en forma poco densa y se distribuye en pequeñas manchas. Los estratos predominantes, en el caso de las plantas espontáneas, son el herbáceo y el arbustivo.

El estrato arbóreo en la ciudad corresponde a especies cultivadas como ornamentales en parques, plazas, jardines y calles, o con fines de protección de laderas. Solo tres especies arbóreas se dan sin cutivo: el “molle” , Schinus molle (Anacardiaceae); la “keñua” , Polylepis racemosa (Rosaceae); la “kiswara” o “kolli” , perteneciente a la familia Loganiaceae, Buddleja coriacea (García, 1991).

En las calles, plazas y jardines abundan las especies introducidas con fines ornamentales, como el eucalipto ( Eucalyptus, Myrtaceae), acacias ( Acacia), pinos, ( Pinus radiata) cipreses ( Cupressus macrocarpa), álamos ( Populus balsamifera), sauces ( Salix babylonica, Salicaceae), retamas ( Spartium junceum, Fabaceae), fresnos ( Fraxinus sp. Saxifragaceae), olmos ( Ulmus pumila, Ulmaceae), algunas palmeras ( Phoenix dactylifera, Arecaceae). Otros arbustos introducidos son la malva real ( Lavatera assurgentiflora, Malvaceae), las margaritas (Compositae) y un pasto muy común, el kikuyo ( Pennisetum clandestinum, Poaceae), que crece de manera agresiva gracias a sus tallos rastreros que le permiten expandirse rápidamente (López, 2010).

A su vez, Rodríguez (2008), refiere que la preferencia por las plantas introducidas han ido desplazando y reemplazando a muchas especies nativas generando una pérdida importante de la diversidad y que además la vegetación es desconocida por la población, quienes muchas veces las confunden con hierbas malas, por su crecimiento espontáneo.

Aun así en términos de cobertura vegetal, representada por la arborización y la forestación de árboles y arbustos, solo se alcanza a 1,2 m2/habitante de área verde, lejos de los 8 m2/habitante, definidos en la norma internacional (Programa de Desarrollo Municipal, 2007).

2.3.1.4 Valles Secos (2.900/3.00 a 3.400/3.500 m)

Conocidos también como valles mesotérmicos, bajo este nombre están considerados los cañones interandinos y cortes más o menos profundos y anchos, caracterizados por su clima benigno. La vegetación se encuentra alterada por la influencia humana, en consecuencia la vegetación predominante es arbustiva con plantas espinosas de la familia de las leguminosas como algarrobos ( Prosopis) y acacias nativas ( Acacia), que actualmente ya no son muy abundantes y suculentas (cactáceas) (Beck y García, 1991).

El paisaje tiene también componentes urbanos, por la presencia de los barrios residenciales de sur de la ciudad (Següencoma, Aranjuéz, La Florida, Calacoto, Achumani, Mallasa).

Entre los árboles y arbustos pertenecientes a otro sub grupo de las leguminosas (Cesalpinoideae), se encuentran varias especies de Caesalpinia, como la tara ( Caesalpinia spinosa), árbol espinoso ornamental. También se encuentra el molle ( Schinus molle, Anacardiaceae), como especie indicadora de la región de los valles secos.

En este piso más caliente y seco, se desarrollan una variedad de arbustos como la tola suppa ( Baccharis boliviensis) y Pluchea fastigiata, de la famila de las compuestas (Asteraceae), el warijo ( Tecoma arequipensis, Bignoniaceae), Verbesina mandonii, V.

cinerea (endémica de Bolivia), el sanu sanu ( Ephedra americana, Ephedraceae), Atriplex rusby (Chenopodiaceae), la huajla huaja ( Proustia cuneifolia) y un arbusto pequeño Lantana balansae (Verbenaceae). Algunas de estas especies, están entre las más abundantes de esta región.

También sobresalen las cactáceas bromelias y orquídeas, llamativas por sus bellas flores, que habitan en laderas, roquedales y algunas planicies. Entre los cactus columnares están la achuma ( Trichocereus lageniformis y Corryocactus melanotrichus), ambos endémicos de Bolivia, Echinopsis bridgesii de flores blancas y de aspecto globular y Austrocylindropuntia verschaffeltii. Además se encuentran varias especies introducidas como pino ( Pinus, Pinaceae), ciprés ( Cupressus, Cupressaceae), retama ( Spartium junceum, Fabaceae), tuna ( Opuntia- ficus indica) aloe ( Aloe vera), agave ( Agave americana, Agavaceae) y otras (López, 2010).

2.3.2 Valle de Zongo

Corresponde a la región biogeografía, Yungas (Boliviano - Peruanos), que tiene afinidades amazónicas. Los bosques yungueños son considerados como un centro de diversidad de especies y de endemismo en Bolivia (Ibisch y Mérida, 2003).

El valle de Zongo transcurre en torno al río Zongo y en su abrupta topografía, con una gradiente altitudinal de más 5.000 m, a lo largo de la cual se estima que habitan alrededor de 3.000 especies de plantas vasculares, a su vez cuenta con varios pisos de vegetación, cascadas y varias lagunas de origen glaciar relacionadas con las montañas de nieves eternas.

Una particularidad del Valle de Zongo, es la presencia de especies endémicas (Beck y Paniagua, 2010), en sus diferentes formaciones de vegetación complejas y diversas, que se detallan en la Tabla 2.3.2.1.

Tabla 2.3.2.1
Especies endémicas del Valle de Zongo

En los pisos de vegetación existen diferencias, tanto en la estructura como en la composición de las especies de plantas. A medida que se desciende se pasa progresivamente de tipos de vegetación baja dominada por hierbas a otras más altas, donde los árboles adquieren mayor importancia (Beck y Paniagua, 2010). Se describen los siguientes pisos que la conforman:

2.3.2.1 Bofedales Altoandinos (4.300-5.000 msnm.)

En las depresiones de los valles altoandinos y en la puna superior, donde los suelos permanecen húmedos, y también en las laderas con afluentes de agua, se forman humedales con un césped bajo denso, frecuentemente en cojines, localmente conocidos como bofedales o vegas. Estas áreas son utilizadas para el pastoreo intenso de ganado camélido (llamas y alpacas). En el Mapa 2.3.2.1.1 se presenta la distribución de Bofedales en el Municipio de La Paz.

En el valle de Zongo, los bofedales están dispersos en sectores por encima de los 4.800 m hasta los alrededores de la laguna Viscachani, en las nacientes el río Zongo. Las plantas típicas de los bofedales corresponden a dos especies de juncos (Juncaceae), Distichia muscoides, que forman cojines muy densos y duros de color verde intenso; en los bordes de los cojines frecuentemente crece el kuli ( Oxychloe andina), una hierba formando cojines laxos más altos con hojas rígidas en forma de aguja, también se encuentra otra planta en cojín o placa densa, formado por una multitud de pequeñas rosetas, un llantén ( Plantago tubulosa, Plantaginaceae).

Varias especies de pastos (gramíneas) de los géneros Deyeuxia, P oa, forman parte esencial de los bofedales, algunas ciperáceas como Carex, Scirpus, incluso se puede encontrar una pequeña orquídea de inflorescencia carnosa y gruesa ( Myrosmodes paludosum); estas además de otras pequeñas hierbas como ( Hypochaeris taraxacoides, Werneria pygmaea, Oritrophium hieracioides, Cuatrecasasiella argentina) y otra, de las familias: campanuláceas ( Hypsela reniformis, Lysipomia pumila), gentianáceas ( Gentiana sedifolia, Gentianella), y de la familia de las boca y sapos, las escrofulariáceas ( Castilleja fissifolia, Ourisia muscosa, etc.) (Beck y Paniagua, 2010).

Mapa 2.3.2.1.1
Mapa Bofedales Altoandinos del Municipio de La Paz

2.3.2.2 Puna Húmeda Superior (3.900 a 4.300 /4.400 m)

El paisaje es más abrupto, en laderas y pie de laderas se observan roquedales de color oscuro a ambos lados del río Zongo, que se van perdiendo del paisaje a medida que se desciende. La composición florística de este piso, es similar al de la puna superior del valle de La Paz, con algunas características propias, por la presencia de una mayor humedad ambiental, temperaturas más bajas, diferente tipo de suelo y otros factores.

La especie dominante en este piso es un pasto bajo ( Deyeuxia filifolia, Poaceae), destruida por el pastoreo. En quebradas o depresiones de laderas poco accesibles crecen matas altas de la chilliwa ( Festuca dolychophylla, Poaceae) y entre las rocas se encuentran pequeños arbustos rastreros de thola ( Baccharis caespitosa, Asteraceae) y el sancayo, una cactaceae pequeña ( Lobivia maximiliana, Cactaceae), además de Salpichroa glandulosa (Solanaceae).

El pastoreo de llamas y alpacas es frecuente en este piso al igual que en el altoandino. En lugares frecuentados por el ganado y en medio del pastizal se encuentran helechos del género Elaphoglossum y es frecuente una pequeña planta rastrera ( Muhlenbeckia volcánica, Polygonaceae). En lugares húmedos el alejo alejo ( Werneria nubigena, Asteraceae), la yareta ( Azorella biloba, Apiaceae), el sillu sillu ( Lachemilla pinnata, Rosaceae) y una pequeña thola rastrera ( Baccharis alpina) junto a Belloa y Gamochaeta (Asteraceae).

En el sector de Botijlaca, (valle adyacente a Zongo) próximo a los 3.900 m, en laderas empinadas aparecen los primeros cultivos de tubérculos andinos como papa ( Solanum tuberosum, Solanaceae), isaño ( Tropaeolum tuberosum, Tropaeolaceae), oca ( Oxalis tuberosum, Oxalidaceae), haba ( Vicia faba), tarwi ( Lupinus mutabilis) (Fabaceae) y otros. En campos en descanso abunda el chulcu ( Rumex acetosella, Polygonaceae).

A partir de Cañaviri (cerca a los 3.500 m), al borde de la carretera, junto a árboles de eucalipto ( Eucaliptus globulus, Myrtaceae), emergen una rosetas grandes ( Phormium tenax, Agavaceae), que son utilizados en la zona como cercos vivos para delimitar campos de cultivos.

En el borde del camino y en los jardines de las casas se observan plantas ornamentales introducidas como un híbrido similar a un lirio ( Crocosmia crocosmiflora, Iridaceae), varias especies de rosas, Sedum, Myosotis o Cynoglossum y flores de Digitalis purpurea. Alrededor de las casas, son frecuentes los árboles de uvilla ( Sambucus nigra, subsp. peruviana) (Beck y Paniagua, 2010).

2.3.2.3 Páramo yungueño y Ceja de Monte (3.000 a 3-900 m) (Modificado de Beck y Paniagua, 2010)

En el páramo yungueño existe una mayor cantidad y variedad de plantas, este piso corresponde a lugares perhúmedos donde se acumulan las nubes o donde hay una descarga de ellas. En estos lugares se forma un pajonal alto y denso, combinado con algunos arbustos de hojas duras, coriáceas, que a veces forman manchones o islas de vegetación arbórea. A éste tipo de vegetación se denomina páramo, y es la que conecta con la vegetación boscosa de menor altura y contigua denominada como Ceja de Monte. En el valle de Zongo, este piso se aprecia en el fondo del valle lateral, más arriba del pueblo de Coscapa y no es tan evidente en el sector donde el valle es más angosto.

Son consideradas como especies características del páramo yungueño algunas especies de Puya ( Puya brittoniana, P. pizarroana; Bromeliaceae) y el chusi un helecho con tronco pequeño ( Blechnum loxense). Entre las gramíneas que dominan el paisaje están los géneros Deyeuxia, Festuca y Poa, conocidos de la puna, también aparece la curcura ( Chusquea depauperata) un pequeño bambú y manchones de cortadera ( Cortaderia hapalotrichia). Entre las hierbas se encuentra Miconia chionophylla (Melastomataceae) una planta pequeña y rastrera, como indicadora de las familias tropicales y hierbas delgadas de la familia de las Rubiáceas ( Arcytophyllum filiforme).

La mayoría de los géneros y numerosas especies de la puna húmeda se encuentran también en el páramo. Bajando por el camino, un poco próximo a la laguna de Viscachani, se observan los primeros elementos de la vegetación de la ceja de monte (aproximadamente a los 3.780 m), que alberga a dos especies parientes de los helechos, que se encuentran sumergidos en el agua ( Isoetes boliviensis e I. lechleri, Isoetaceae).

En el límite superior de este piso crecen pequeños arbolitos nativos de qewiña o queñua ( Polylepis pepei, Rosaceae), especie endémica de los Andes, junto a esta especie aparecen otras como: Gynoxys asterotrichia y Baccharis papillosa, Escallonia myrtilloides (chachacoma), Ribes bolivianum (grosella), Buddleja montana (quiswara), Oreopanax macrocephalum (apachaca). Entre los arbustos más frecuentes están la chillka ( Baccharis pentlandii) en sitios de uso humano, huallpa huallpa ( Brachyotum microdon, Melastomataceae), además de varias especies de Gaultheria, Disterigma pallidum, Vaccinium floribundum,Pernettya, prostata, Siphocampylus, tupaeformis (Campanulaceae) conocida como kajaya, las tholas como Baccharis subalata y B. zongoenzis, endémica del valle de Zongo.

2.3.2.4 Bosque altimontano de los Yungas (2.500 a 3.000 m) (Modificado de Beck y Paniagua, 2010)

Al igual que los bosques de la ceja de monte, los bosques de este piso están cubiertos de neblina la mayor parte del año. Dominan los árboles de crecimiento torcido, cubiertos de epífitas, correspondiente al grupo de los musgos y hepáticas, algunos helechos, bromelias y orquídeas, que crecen sobre troncos y ramas.

Los elementos de la flora de este tipo de bosques son típicos andinos y conocidos en su mayoría solamente para estas altitudes. Entre las especies arbóreas de la ceja de monte, que forman la parte superior del bosque altimontano están el aliso ( Alnus acuminata, Betulaceae), Vallea stip ularis (Elaeocarpaceae), Morella pubescens (Miricaceae) y Hesperomeles ferruginea (Rosaceae). Descendiendo por el valle aparece la Clusia (Clusiaceae), pariente del incienso, similar al gomero ( Ficus elastica), que es cultivada y utilizada como ornamental en el interior de casas. Varias especies de yarisan ( Weinmania, Cunoniaceae), Brunellia con dos especies endémicas raras en el valle, B. boliviana y B. coroicoana (Brunelliaceae), un arbolito pequeño ( Bocconia integrifolia, Papaveraceae), guayabas ( Myrcianthes rho paloides, Myrtaceae).

Los pinos de monte (Podocarpaceae), nativos de Bolivia, no se encuentran en el valle y posiblemente fueron exterminados por su madera utilizada principalmente como fuente de leña.

Entre los arbustos típicos están las chillcas Baccharis pentlandii, B. latifolia, B. nitida, (Asteraceae), Lepechinia heteromorpha (Lamiaceae), Cleome lechleri (Caparidaceae), Fuchsia denticulata (Onagraceae) y algunas Ericáceas como Demosthenesia mandonii y Cavendishia bracteata.

Entre los arbustos y árboles, al borde del camino crecen varias especies de un bambú delgado del género Chusquea (Poaceae).

En este piso también son típicos los helechos terrestres y los que crecen sobre los árboles y las rocas conocidos como chusi chusi de los géneros Blechnum, Elaphoglossum, Eriosorus, Polypodium, Polystichium y varias especies de Lycopodium. En el límite inferior de este piso, aparecen Niphidium, Pityrograma y Pteris entre otras. Cerca a los 2.500 m comienzan a aparecer los primeros helechos arbóreos, conocidos localmente como chusi ( Cyathea boliviana).

2.3.2.5 Bosque Húmedo Montano (1.000 a 2.500 m)

Se caracteriza por estar situado en laderas fuertemente inclinadas, con suelos poco profundos y pedregosos. Presenta un mosaico de diferentes comunidades en diferentes etapas de sucesión. Las familias importantes son: Moráceas, Lauráceas, Melastomatáceas, Euforbiáceas, Leguminosas entre otras. Las epífitas, especialmente musgos y líquenes, abundan formando colchones verdes que cubren desde el suelo hasta las copas de los árboles (Killeen et al., 1993).

Las formaciones de este piso de vegetación son más diversas y complejas, constituidas por especies propias de los bosques montanos, algunas que provienen de la formación superior y otras de los bosques amazónicos.

Las plantas presentan adaptaciones a las condiciones de alta humedad atmosférica y del suelo, reflejadas en la presencia de hojas grades con textura suave, siempreverdes. Los bosques mejor conservados, se encuentran en el margen opuesto al camino. Se distinguen en el bosque varios estratos con bejucos que cuelgan, con claros donde son frecuentes herbáceas y algunos árboles como el ambaibo ( Cecropia polystachya, Moraceae), en el estrato bajo se desarrollan varias especies de Miconia (Melastomataceae); en el intermedio se distinguen principalmente árboles de la familia de las Euphorbiaceas como Croton, Acalypha y Lauráceas, además de algunos helechos arbóreos del genero CyatheaFotografía 2.3.2.5.1 que pueden alcanzar aproximadamente 12 m de altura (Beck y Paniagua, 2010).

Fotografía 2.3.2.5.1
Helecho arbóreo del Género Cyathea
Foto. O. Martínez

Los árboles más comunes en este piso son Alchornea grandiflora, sangre de grado ( Croton lechleri, Euphorbiaceae), Graffenrieda cucullata, Meriania, Miconia, Topobea multiflora (Melastomataceae), Clethra scabra (Clethraceae), pacay ( Inga adenophylla Fabaceae), varias especies de laureles de los géneros Nectandra, Ocotea, Persea coerulea (Lauraceae) y el nogal ( Juglans boliviana, Juglandaceae).

Entre los arbustos con flores vistosas están la flor de mayo ( Tibouchina granulosa, Melastomatacea), Psamisia guianensis (Ericaceae), Saurauia spectabilis (Actinidaceae), fuxsias ( Fuchsia boliviana, F. sanctae-rosae, Onagraceae). Entre las trepadoras que abundan en la zona están Mandevilla boliviensis, varias especies de Pasifloráceas, también crece una trepadora endémica de este valle, Senecio zongoensis (Asteraceae), varias especies de begonias ( Begonia juntasensis, B. glabra y B. parviflora), gramíneas y Ciperáceas (Beck y Paniagua, 2010).

Otros géneros y especies citados por Paniagua, Maldonado y Chumacero (2003), como parte de la vegetación potencial de los alrededores de la Estación Biológica de Tunquini, que colinda con el municipio de La paz, se presentan en la Tabla 2.3.2.5.1.

Tabla 2.3.2.5.1
Unidades de vegetación géneros y especies carácterísticas de los alrededores de la Estación Biológica de Tunquini

Entre otros estudios para bosques húmedos montanos, están los realizados en el Parque Nacional Cotapata, entre los cuales se pueden citar los siguientes:

Bach et al. (2003), realizaron investigaciones sobre las interacciones ecológicas entre factores bióticos y abióticos en base a la zonificación de la vegetación. A través, del cual reconocieron tres tipos de vegetación: el subalpino tropical (3.150 m), el piso altimontano (2.100 m) y en la base de este, el piso montano. Los estudios florísticos fueron realizados en base a grupos indicadores de plantas: Pteridophyta, Araceae, Bromeliaceae, Melastomataceae, Palmae y Cactaceae, por tener menor número de plantas arbóreas y por que mayormente son plantas epífitas y hierbas. Haciendo referencia a que uno de los grandes impedimentos para el estudio de la vegetación en estos bosques es el elevado número de especies y el otro problema radica en la identificación de las especies.

Acebey et al. (2007), efectuaron un estudio de caso de la evaluación del potencial de aprovechamiento sostenible de las especies de uso ornamental en el parque Nacional Cotapata. A partir del análisis de 127 inventarios florísticos, con el propósito de obtener información a cerca de la abundancia existente de especies de valor ornamental, identificando 69 especies útiles de Aráceas y 55 de bromeliáceas en bosques húmedos montanos dentro un rango de 4.000-3.500 m de altitud.

Krömer et al. (2007), identificaron aproximadamente 530 especies de epífitas, entre estas la familia de las orquídeas fue la más importante en cuanto a número de especies, seguida por los helechos, mostrando con estos resultados que los bosques húmedos montanos forman parte de los más ricos a nivel mundial, en lo que se refiere a la diversidad de epífitas.

2.3.2.6 Bosque húmedo de pie de monte (150 a 500 m) (Ribera, 1996)

Esta región corresponde a áreas de pie de monte y de las últimas estribaciones andinas, en un paisaje con colinas suaves, terrazas aluviales antiguas, ondulaciones y planicies de pendiente amplia. Esta región es muy húmeda, con fuertes y frecuentes lluvias extendidas. El bosque es alto (dosel de 30 m promedio) y diverso, con emergentes que sobre pasan los 40 m., de raíces tabulares. Tiene suelos profundos y relativamente fértiles. Estructuralmente, el bosque es parecido a al bosque amazónico. Florísticamente pertenecen a una zona de transición entre el bosque montano y la formación amazónica (Killeen, 1993). Este piso corresponde al distrito de Zongo Choro y no ha sido mapeado por que corresponde a una superficie muy pequeña.

Entre las especies más comunes se mencionan: cedro ( Cedrela odorata), mara ( Swietenia macrophylla), Ficus spp, Spondias mombin, mapajo ( Ceiba pentandra), ocho ( Hura crepitans), Terminalia amazonica, palo maria ( Calophyllum brasiliensis), Brosimun lactescens, Poulsenia armata, Virola spp. Las palmeras son de gran importancia en la estructura del bosque, tipificando el denso estrato intermedio, entre las especies más importantes se encuentran el motacu ( Attalea phalerata), la chonta ( Astronium spp.) con varias especies, la pachubilla ( Iriartea deltoidea) y Socratea exorrhiza, conocida como la pachiuba. En ciertos sectores se forman los jatatales conformados por Geonoma spp. (Moraes, 1989).

También existen densos manchones de bambu ( Guadgua spp.), aparentemente distribuidos en áreas donde el bosque ha sufrido deslizamientos y son sometidas a la dinámica de suelos, que impiden el establecimiento de las especies raras, al mismo tiempo, favorecen a especies colonizadoras de fácil dispersión p. e.; Poulsemia armata, siendo muy frecuente Ficus sphenophylla (Moraceae), de gran tamaño y frutos abundantes (Garcia et al., 2002).

Tambien Apeiba membranacea y especies frecuentes como Cedrelinga, Sterculia e Inga spp. junto a varias lauráceas, mientras que en el sotobosque se encuentran arbustos de los géneros, Piper (Foster, 1991). Según Gentry (1991); las familias de mayor riqueza de especies son: Leguminosae y Moraceae, seguidas por Bignoniaceae, Lauraceae, Sapotaceae, Melastomataceae, Meliaceae, Myristicaceae, Myrtaceae, Chrysobalanaceae. Algunas especies pioneras más comunes (Garcia et al., 2002) son: balsa ( Ochroma pyramidale), ambaibo ( Cecropia spp.), llausa ( Heliocarpus americanus), guayaba ( Psidium guayaba) y especies de Vismia (Guttiferae) y Vernonia (Asteraceae). En las Fotografías 2.3.2.5.1, 2.3.2.6.1 a 2.3.2.6.6 y en el Mapa 2.3.2.6.1 se presentan los diferentes pisos de vegetación correspondientes al Municipio de La Paz.

Fotografía 2.3.2.6.1
Piso de vegetación Puna
Fotografía 2.3.2.6.2
Altoandino (Bofedales)
Fotografía 2.3.2.6.3
Páramo de Yungas
Fotografía 2.3.2.6.4
Bosque montano
Fotografía 2.3.2.6.5
Bosque de pie de monte
Fotografía 2.3.2.6.6
Ambaibo (Cecropia sp.), presente en pie de monte.
Mapa 2.3.2.6.1
Pisos de vegetación presentes en el Municipio de La Paz.

2.4 AMENAZAS IDENTIFICADAS

En los informes de estado ambiental publicados por LIDEMA los años 2008 y 2010, se establece que la superficie total de ecoregiones y ecosistemas en buen estado de conservación en el país, alcanzaría a algo más de 35 millones de hectáreas, superficie, todavía bien conservada. Los valles secos, tierras altas, e incluso algunas zonas de los Yungas, se consideran superficies de ecoregiones que presentan un estado ambiental intermedio o regular, y corresponden básicamente a agrosistemas o mosaicos de paisajes rurales agrarios y remanentes de vegetación natural o poco perturbada, muchos de los cuales pueden ser definidos incluso como paisajes culturales armónicos con una data de ancestralidad importante (Ribera, 2008).

Las mayores amenazas a los ecosistemas provienen en la actualidad del crecimiento urbano y periurbano, donde los procesos intensificados de cambio de uso del suelo, con la expansión de la frontera agrícola y pecuaria, se han incrementado de forma muy acelerada en los últimos años. Existen importantes superficies de ecosistemas con severa degradación ambiental, donde se han producido pérdidas de biodiversidad y reducción del potencial de brindar servicios y funciones ecosistémicas.

En los diferentes ambientes de la región evaluada se tienen amenazas por causas naturales y también las que resultan de las actividades humanas.

2.4.1 Origen natural

Se refieren a procesos o fenómenos naturales los cuales pueden resultar en un evento perjudicial y causar la muerte o lesiones, daños materiales, interrupción de la actividad social y económica o degradación ambiental. Son causadas por condiciones meteorológicas, hidrológicas, sísmicas, geológicas, biológicas o procesos ambientales (FAO, 2012).

2.4.1.1 Deslizamientos y Derrumbes

En el Valle de Zongo, las pendientes son muy pronunciadas por lo que los derrumbes son frecuentes, en especial en la época de lluvias.

2.4.1.2 Erosión

Los derrumbes dejan expuestas las laderas y la regeneración de la vegetación es principalmente con herbáceas por lo que existe erosión del suelo favorecida por la alta pendiente y el escaso soporte de las raíces.

2.4.1.3 Fragmentación

La caída de árboles, los derrumbes y deslizamientos de tierra abren claros naturales “gaps” en medio del bosque, cuya dinámica favorece a la colonización de especies pioneras, como el “chusiPteridium arachnoideum (Pteridaceae), que cubre rápidamente los claros compitiendo con otras especies. Los claros de bosque favorecen también la colonización de especies introducidas como p.e. Digitalis purpurea (Scrophulariaceae), que también está presente en zonas de deforestación reciente (Fotografía 2.4.1.4.1), bordes de camino y laderas con poca cobertura vegetal.

2.4.1.4 Incendios.

Cuando la vegetación atraviesa periodos secos se vuelve vulnerable a los incendios provocados por rayos, siendo posible que se generen incendios de diferente magnitud. El dosel del bosque es menos vulnerable frente a los incendios, pero los pastos y hierbas secas se prenden y consumen rápidamente. Sin embargo existen especies que son favorecidas por los incendios como: Pteridium arachnoideum (Fotografía 2.4.1.4.2) , Rumex acetosella (Polygonaceae) .

Fotografía 2.4.1.4.1
Digitalis purpurea especie colonizadora favorecida por la presencia de claros de bosque
Fotografía 2.4.1.4.2
Pteridium arachnoideum "chusi, especie pionera, favorecida por incendios.

2.4.2 Origen Antrópico:

Una condición la cual podría tener consecuencias desastrosas para la sociedad, Estas amenazas derivan de procesos tecnológicas, interacciones del hombre con el ambiente o de relaciones con y entre las comunidades (FAO, 2012).

2.4.2.1 Urbanización

Las ciudades crecen en forma desproporcionada y enfrentan múltiples problemas para satisfacer las necesidades de la población humana. Además de su crecimiento demográfico natural, estas tienen que absorber la migración campo-ciudad.

El crecimiento urbano de la ciudad de La Paz ha tenido un impacto negativo sobre su medio ambiente. Con la acelerada transformación de la imagen de la ciudad, se ha alterado el equilibrio ecológico. La expansión de la estructura urbana no solo ha dejado un paisaje cada vez más desmembrado y artificial, también ha desprovisto a sus habitantes de la noción de lo que significa el mundo natural (Arce y Weda, 1996).

Ibisch (2003), señala que el valle de La Paz seguramente ya sufrió una degradación severa antes de la urbanización, por agricultura, pastoreo e incendios.

A consecuencia del crecimiento de la mancha urbana y debido a la intensa actividad antrópica, la cubierta vegetal actualmente se encuentra muy degradada en todo el Valle de La Paz, solo sectores pequeños conservan características de la vegetación nativa, que se distribuye en pequeñas manchas, dominando el estrato herbáceo y arbustivo, combinados con especies introducidas de árboles, arbustos, hierbas y pastos, principalmente con fines ornamentales, las mismas que han ido desplazando y reemplazando a gran parte de las especies nativas, ocasionando una pérdida importante de la diversidad vegetal.

Pese a esta situación la flora y vegetación de ambientes urbanizados de la ciudad de La Paz y los pisos de vegetación del sector de Hampaturi albergan una variedad de especies nativas y endémicas de alto valor ecológico y ornamental, que se encuentran bajo constante amenaza del loteamiento y urbanización (López, 2010). Aspecto que también obedece a la poca previsión, la falta de planificación urbana, que delimita la ampliación del sector urbano frente a las áreas colindantes rurales de otros distritos y municipios.

La expansión urbana (Fotografía 2.4.2.1.1), afecta también a ambientes rurales, generando impactos sobre los ecosistemas con importante valor ecológico, paisajístico o cultural, pudiendo representar una amenaza para los ecosistemas que son importantes en términos de conservación de biodiversidad.

Fotografía 2.4.2.1.1
Expansión de la mancha urbana, sector de Chuquiaguillo
Foto. O. Martínez

2.4.2.2 Actividad Minera

Las operaciones mineras, tienen la característica de generar impactos ecológicos que van desde significativos hasta muy severos, y que afectan tanto a la estructura de suelos y vegetación, como a la calidad ambiental, en especial de los cuerpos de agua. Las mayores afectaciones por contaminación en el país provienen sin duda, de las actividades mineras, tanto por las operaciones de extracción (aguas ácidas de mina) y de procesamientos que emiten efluentes con alta carga de metales pesados, así como por lixiviados de pasivos ambientales (colas, relaves) acumulados a lo largo de décadas (Ribera, 2011).

Anivel de ecosistemas, generan impactos ambientales negativos y hasta peligrosos a largo plazo, directos e indirectos, tanto biótico como abiótico, inducidos por los factores sociales, económicos y culturales de familias, comunidades y grupos de interés (Taucer, 2008). En especial la informal que no se rige por las disposiciones de la legislación ambiental, contaminando los cuerpos de agua y el suelo con mercurio y afluentes mineros ricos en metales pesados como el cobre, hierro y zinc, como es el caso de la zona minera de Milluni (Meneses, 1997), sobrepasando en algunos casos la capacidad de descontaminación de algunas plantas acuáticas como las especies de Isoetes (Coello, 1994).

Los impactos ambientales negativos originados por la minería se traducen en el deterioro del paisaje como consecuencia de la habilitación de áreas para la explotación minera, siendo mucho más evidente, la destrucción de hábitat y fragmentación de ecosistemas p.e. en el PN-ANMI Cotapata, donde los últimos años se ha dado la fiebre minera por la extracción de oro, promovida por los precios internacionales, con afluencia de pobladores ajenos incluso al municipio. Afectando de manera directa la estructura de los suelos y la vegetación, a través del vertido de desechos tóxicos y promontorios de tierra, en áreas no planificadas para su disposición final, o de manera directa a los cursos de arroyos y ríos (al no existir la formación de los diques de cola necesarios), ocasionando una alteración en estos, por no existir control para el cumplimiento de las normas ambientales, situación que conlleva a la pérdida y desaparición gradual de la vegetación nativa así como de la cobertura vegetal y de la fauna asociada que son más sensibles a la contaminación; estos casos son muy evidentes en Municipios aledaños como Mapiri, Tipuani (Ribera, 2008).

Esta actividad es practicada en el Valle alto de La Paz en los sectores correspondientes a Hampaturi y Kaluyo, donde tiene una marcada influencia en la conservación de los bofedales (Estenssoro, 1991), así como también en el Valle de Zongo y en el sector de Apana, originando en éstos últimos la disminución de la cobertura de bosques y matorrales, que también son afectados por la apertura de caminos, actividad que ejerce distintos niveles de presión sobre el ambiente.

En las Fotografías 2.4.2.2.1 y 2.4.2.2.2 correspondientes a la parte alta del valle de Zongo, se muestran los impactos de los residuos minerales sobre la vegetación nativa y los cuerpos de agua.

Fotografía 2.4.2.2.1
Restos de Pajonal Afectado por la Presencia de Residuos Minerales.
Fotografía 2.4.2.2.2
Desechos de Minerales en Cuerpos de Agua.
Fotos. O. Martínez

2.4.2.3 Extracción de Áridos

En el piso de la Puna, existe la degradación evidente de este ecosistema, por la extracción de áridos, que representa otra amenaza para las formaciones vegetacionales, originando la pérdida de cobertura de pajonales principalmente y de su atractivo paisajístico, propio de este piso, como se muestra en las Fotografías 2.4.2.3.1 y 2.4.2.3.2 en el valle de Kaluyo.

Fotografía 2.4.2.3.1
Valle de Kaluyo, con extracción de áridos.
Fotografía 2.4.2.1.1
Valle de Kaluyo , Perdida de pajonales y vegetación por extracción de áridos.

2.4.2.4 Sobrepastoreo

Dada la fragilidad y complejidad de los bofedales, estos ecosistemas presentan una alta vulnerabilidad frente a procesos de deterioro y degradación continua, debido además a fenómenos naturales como sequía o por el inadecuado manejo que se realiza en ellos, que está en relación con los usos tradicionales.

Sectores de bofedales y praderas húmedas de Hampaturi y Kaluyo se encuentran degradados y se evidencia un sobrepastoreo y pisoteo producto de una sobre carga animal de camélidos, vacunos y ovinos, que afecta en la capacidad de regeneración de la vegetación. Manifestándose en la reducción de la cobertura vegetal (Fotografías 2.4.2.4.1 y 2.4.2.4.2), el incremento del suelo descubierto, sin ninguna protección frente a los fenómenos climáticos, como lluvias y vientos principalmente.

A nivel de las plantas ocasiona cambios en la morfología y patrón de crecimiento de estas (reducción del tamaño, daño en los brotes o yemas), incrementándose la presencia de especies no palatables para el ganado, además de espinosas como p.e.: “kaylla” s( Tetraglochin cristatum, Rosaceae), “añawaya” ( Adesmia spinosissima, Fabaceae) y “paco” ( Aciache pulvinata, Poaceae) (Fotografía 2.4.2.4.3) y otras tóxicas como Astragalus garbancillo (Fabaceae); que influyen en la disponibilidad y calidad del forraje. Pudiendo este factor convertirse en un grave problema para la conservación y también para la alimentación futura del ganado. A diferencia de la cuenca alta del Valle de Zongo, donde los bofedales presentan mayor cobertura y menor degradación.

Fotografía 2.4.2.4.1
Suelos con escasa cobertura vegetal producto del sobrepastoreo, Kaluyo
Fotografía 2.4.2.4.2
Áreas reducidas para el pastoreo. Hampaturi.
Fotografía 2.4.2.4.3
Cojines de Aciachne acicularis “qota”, Indicador de sobrepastoreo, Kaluyo.
Fotos. O. Martínez

2.4.2.5 Extracción de Turba

Los bofedales del valle de Kaluyo, en el tramo comprendido entre la estuquería Bedoya y la zona de Alto Achachicala, están fuertemente amenazados por la explotación masiva y por el incremento de superficies de extracción de turba de los bofedales, eliminando la bertura vegetal, la fauna asociada y sobre todo la función de regulación hídrica del bofedal, como se muestra en las Fotografías 2.4.2.5.1 a 2.4.2.5.4. Esta actividad es realizada por pobladores del sector con fines comerciales para jardines, composteras y viveros en la ciudad de La Paz (Estenssoro, 1991). Se tiene información que en otros municipios p.e.: El Alto se extraía turba de la región de Bajo Milluni con el fin de utilizar en sus plazas y jardines (EMALT, 2004).

Fotografía 2.4.2.5.1
Extracción de turba, remoción de vegetación con reducción de áreas de pastoreo, Kaluyo.
Fotografía 2.4.2.5.2
Bofedales degradados con afloramientos salinos, Kaluyo.
Fotografía 2.4.2.5.3
Tepes extraídos y apilados, Kaluyo
Fotografía 2.4.2.5.4
Turba amontonada para su comercialización, Kaluyo.
Fotos. O. Martínez

2.4.2.6 Apertura de Caminos y Ampliación de la Frontera Agrícola

La construcción de caminos genera impactos ambientales considerables ya en el momento de la apertura y construcción de la vía, estos impactos son más elevados en regiones montañosas, afectando principalmente los ríos y cabeceras de cuenca por desestabilización de taludes y acumulación de escombros (Liberman et al. 2000). Los efectos colaterales o indirectos de las construcciones viales, bajo escenarios institucionales débiles y ausencia de acciones de regulación y de aplicación de normas (como los que vive el país desde hace décadas), se traducen en la ampliación de las fronteras agropecuarias (nuevos asentamientos y cambio de uso del suelo), en la intensificación de procesos extractivos, por ejemplo de madera y el incentivo a proyectos mineros (Ribera, 2011).

La habilitación de caminos sin planificación, ni autorización es otro factor que también ocasiona graves impactos a estos ecosistemas de alta fragilidad. Los impactos más severos sobre los ecosistemas se concentran en zonas con acceso a caminos como el caso del valle de Zongo, Santa Rosa hacia Apana, donde la expansión de la frontera agrícola se viene dando por el incremento intensivo de los monocultivos de coca, con fines comerciales y la proliferación de asentamientos colonos, originando la deforestación en grandes superficies de laderas frágiles, conservándose sólo aquellas de pendiente más pronunciadas, debido a que el acceso es más dificultoso.

En el caso del bosque húmedo montano el cultivo principal es el de coca, que se inicia en las partes bajas de las laderas y van ascendiendo hasta pendientes más pronunciadas (Fotografías 2.4.2.6.1 y 2.4.2.6.2), como es el caso del Valle de Zongo Huaji, Suapi hasta Apana, que va en desmedro de áreas boscosas que poco a poco están desapareciendo, o se reflejan con la presencia de parches de vegetación degradada ocasionando la erosión de los suelos y con ello los derrumbes. Los cultivos de frutales y cultivos para la alimentación, han disminuido, en relación inversamente proporcional a las superficies de cultivos de coca.

En el valle de Zongo, las zonas que están fuertemente amenazadas por la habilitación para cultivos de coca son: Huaji, Suapi, Santa Rosa de Quilo Quilo y Apana. En el caso de la comunidad de Apana al final de esta, actualmente se encuentra habilitado un sendero y caminos vecinales, transitados por gente que migra de la ciudad de La Paz y de otros lugares, en el afán de poblar nuevas aéreas con fines de producción de coca, extracción de madera y también para iniciar explotación minera. Una vez concretada la apertura de este camino, esta área se verá severamente afectada por la perturbación y la deforestación del área boscosa, además de la pérdida de su biodiversidad, habiéndose registrado elementos florísticos interesantes, como parientes silvestres de cultivos del camote, yuca y piña.

Fotografía 2.4.2.6.1
Cosecha de coca en Huaji
Fotografía 2.4.2.6.2
Cultivos de coca en ladera escarpada de Apana

2.4.2.7 Tala y Chaqueos

Los fuegos extendidos son producto de labores agrícolas de aclareamiento de terrenos, chaqueos o quemas estacionales de pastizales naturales o introducidos, o simplemente descuidos y vandalismos. Estos, ocasionan impactos sobre zonas de bosques naturales o secundarios, bosques plantados o matorrales, pudiendo afectar incluso cultivos, ganado y cortinas rompevientos que bordean predios. En ocasiones pueden desembocar en grandes incendios forestales que afectan miles de hectáreas (Ribera, 2.011).

El bosque de los Yungas constituye el ecosistema más intervenido y amenazado por la actividad humana, sin embargo existen zonas todavía representativas del bosque primario o con poca intervención, debidas principalmente a la inaccesibilidad del terreno por su abrupta topografía.

Este tipo de actividad es muy común en varias comunidades del Municipio de La Paz, como se muestra en las Fotografías 2.4.2.7.1 a 2.4.2.7.3.

Uno de los efectos que causan un impacto degradante en el bosque húmedo de los Yungas son las quemas o chaqueos que son prácticas tradicionales más utilizadas, para habilitar tierras destinadas a la agricultura o ganadería (FOBOMADE, 2005).

Los efectos de las quemas no controladas son diversos, siendo el más inmediato la destrucción de la biodiversidad, afectando severamente a la flora y fauna, ocasionando la pérdida o degradación de sus hábitats.

Las zonas quemadas y devastadas por fuegos intensos, tardan varios años en regenerarse, normalmente son eliminadas las fases juveniles de regeneración del bosque e incluso los bancos de semillas de los suelos. Durante la quema las temperaturas del suelo en los terrenos chaqueados pueden variar entre 67 y 310ºC en la superficie y entre 48 y 190ºC a un cm de profundidad. Por lo tanto las quemas impiden la aparición de malezas que se encuentran en forma de semillas en el suelo o los rebrotes de las plantas desbrozadas, pero elimina parte de la microfauna presente en este, esencial para la formación y la disponibilidad de nutrientes para las plantas, como el Ca y Mg, que con las primeras lluvias son arrastradas y pérdidas para su incorporación al suelo. Pudiendo requerirse miles de años para que haya suficiente recuperación y crezca de nuevo la vegetación original (Daubenmire, 1979).

Fotografía 2.4.2.7.1
Desmonte para habilitación de cultivos de coca comunidad de Suapi.
Fotografía 2.4.2.7.2
Chaqueo y asentamientos colonos comunidad de Apana.
Fotografía 2.4.2.7.3
Parches de vegetación en ladera de comunidad de Nogalani.
Fotos. O. Martínez

2.4.2.8 Extracción de Madera

La actividad de extracción o explotación maderera ocasiona importantes efectos de perturbación a los ecosistemas boscosos naturales, aún bajo condiciones de manejo controlado. Originando en las zonas afectadas claros o “gaps” inducidos, que dependiendo de la densidad de corta, dan lugar a “bosques perforados”. Las prácticas de tala forestal sin medidas de manejo y control generan impactos negativos, como p.e. corte de árboles con diámetros reducidos, tala no planificada, extracción de semilleros, apertura de caminos sin planificación, alteración de la dinámica reproductiva de las especies sobre-explotadas y procesos de vaciamientos de fauna por la caza intensiva. Favoreciendo las invasiones de lianas que afectan los procesos de regeneración natural y cambian la estructura y composición de las zonas afectadas. Los impactos de la extracción selectiva de maderas ocasionan el vaciamiento de las especies más demandadas y un empobrecimiento de los bosques naturales (Ribera, 2011).

Dentro de los usos tradicionales, las comunidades de Ipiro, Nogalani, Apana y Zongo Choro, aprovechan la madera para construcción de sus casas y probablemente el impacto por el uso de leña sea muy reducido. La mayor parte del consumo de leña proviene de especies forestales no comerciales (Fotografía 2.4.2.8.1), de residuos agrícolas o de madera muerta que no son producto de derribar arboles de bosque nativo, aunque el consumo de leña es en un 90% renovable.

Fotografía 2.4.2.8.1
Madera trozada para uso doméstico.
Foto. O. Martínez

2.4.2.9 Colonización

La colonización, entendida de forma genérica como el un proceso de ocupación de nuevas tierras por personas foráneas o exógenas a dicha región en particular, ha ejercido un formidable impacto en el cambio de uso del suelo en el país y se constituye, en el mayor agente de deforestación en las tierras bajas con una tendencia permanente de expansión hacia nuevos suelos, que por lo general tienen poca vocación agropecuaria y son muy frágiles (Ribera, 2011). En el sector de los Yungas ya viene dándose desde los años 60, con asentamientos dirigidos a destruir los bosques bajo el principio de obstáculo para el desarrollo, con el que se destruían de 12 a 15 ha. por colonizador, para convertir en área agrícola y justificar la tenencia de la tierra. Como consecuencia de este proceso de colonización se tienen deslizamientos y degradación de suelos, alteración de fenómenos climáticos, aprovechado también por empresarios madereros y piratas que instalan aserraderos móviles para saquear los recursos maderables valiosos (PIAF-EL CEIBO, 2002).

Las Fotografías 2.4.2.9.1 y 2.4.2.9.2 corresponden a asentamientos colonos en comunidades de Suapi y Apana.

Fotografía 2.4.2.9.1
Asentamientos en las laderas de la comunidad de Suapi
Fotografía 2.4.2.9.2
Colonos en el camino hacia Apana.
Fotos. O. Martínez

2.4.2.10 Pérdidas de Biodiversidad

Todos los impactos sobre las ecoregiones y ecosistemas desembocan en la pérdida de la biodiversidad que tiene varias implicaciones: la paralización y distorsión de los procesos evolutivos, la extinción de especies o subespecies de plantas o animales de una determinada región, la desaparición de poblaciones de una especie o la reducción del número de individuos de una población, que implica la pérdida de variabilidad genética, así como la destrucción y reducción de superficie de ecosistemas naturales y la pérdida de hábitats, incluyendo la interrupción de procesos ecológicos como la sucesión natural. Además implica la pérdida o deterioro de los procesos ecológicos esenciales, que a su vez se traduce en la incapacidad de los ecosistemas de brindar servicios ecosistémicos, que puede manifestarse en la reducción de los medios de vida y de la seguridad alimentaria de las poblaciones locales (Ribera, 2011).

2.5 ÁREAS PRIORITARIAS PARA LA CONSERVACIÓN DE LA VEGETACIÓN

Luego del diagnóstico de la vegetación, que incluyeron salidas a terreno, se sugiere como áreas prioritarias para la conservación las siguientes áreas, que se presentan en el Mapa 2.5.1.

Área 1 (Colque Zongo), 2 (Santa Rosa) y 3 (Ilkata-Cielo Jahuira), que corresponde a ecosistemas con rangos altitudinales superiores a los 1.000 m, comprendiendo a bosques húmedos montanos (1.000 - 2.500 m), bosque altimontano (2.500 -3.000 m), bosques nublados de Paramo Yungueño y Ceja de Monte (3.000 -3.900 m), que se caracterizan por ser más diversos ecológicos y florísticamente a causa de su relieve y topografía. Que probablemente se encuentran mejor conservados sobre todo en áreas con menos accesibilidad por su topografía accidentada y por la presencia de fuertes pendientes, sin intervención antrópica, ni asentamientos colonos. Manteniendo la vegetación original y potencial natural, sin cambios en su composición florística, pudiendo encontrarse desde especies raras, hasta endémicas y bajo diferentes categorías de amenaza, incluyendo la presencia de fauna asociada a estos ambientes y la prestación de servicios ecosistémicos relacionados a la oferta de agua y regulación de cuencas.

A continuación se describen las característica particulares de cada ecosistema de mayor a menor rango altitudinal.

Páramo Yungueño: Ocupa situaciones topográficas y climáticas particulares. El clima es húmedo y está fuertemente influenciado por neblinas bajas y persistentes aportes de agua bajo la forma de precipitaciones muy finas y continuas. En el límite superior que colinda con el piso altoandino, predominan macollos densos de varias especies de Festuca y Poa, así como arbustos de Satureja, Baccharis y Calceolaria. El piso está cubierto por un tapiz de musgos y líquenes. En el límite inferior, se incrementa la presencia de helechos, ericáceas, melastomatáceas y otras plantas indicadoras de páramo como los bambús del género Chusquea. También son características otras especies de arbustos siempreverdes de los géneros Hypericum y Loricaria (Ribera, 1996).

Ceja de Monte Yungueña: El relieve es más pronunciado, comprendiendo las pendientes superiores y las crestas y lomas de las cadenas montañosas, con altitudes entre 2.700 y 3.200 m. En esta región, las nubes chocan con el bosque diariamente y las condiciones son húmedas durante todo el año. Presenta un bosque con árboles de porte bajo a mediano siempreverdes y hojas coriáceas. Las epífitas, especialmente musgos y líquenes abundan formando colchones verdes que cubren desde el suelo hasta las copas de los árboles. Las familias arbóreas más importantes son Cunoniaceae, Clusiaceae, Ericaceae, Araliaceae, Solanaceae, Melastomataceae y otras, además existen numerosos arbustos y colonias de Chusquea (Killeen, 1993).

Bosque Húmedo Montano: Se caracteriza por estar situado en laderas fuertemente inclinadas, con suelos poco profundos y pedregosos. Su estructura es compleja como la de los bosques de tierras bajas y cuenta con tres o más estratos. Debido a la erosión hídrica y a la alta frecuencia de derrumbes naturales, el bosque presenta un mosaico de diferentes comunidades vegetales en diferentes etapas de sucesión. Las familias importantes son Morácea, Sapotácea, Laurácea, Euforbiácea, Meliácea y otras.

Según Kessler y Beck (2001), existen muy pocos estudios ecológicos sobre estos ecosistemas a nivel de Bolivia, destacando la falta de trabajos sobre interacciones bióticas, funcionamiento de ecosistemas y desarrollo de sistemas de uso de la tierra sostenibles. Un 57 % de la población humana boliviana vive a no más de 30 km de distancia de bosques húmedos montanos y depende de ellos como fuente de agua potable y para irrigación de energía hidroeléctrica, así como para la protección de suelos y cuencas.

Mapa 2.5.1
Áreas prioritarias para la conservación en el Municipio de La Paz.

2.6 SITUACIÓN ACTUAL DE LA FLORA Y VEGETACIÓN EN AREAS PRIORITARIAS PARA LA CONSERVACION

Si bien cada uno de los pisos de vegetación y ecosistemas presentes en el municipio de La Paz, tiene sus características e importancia particular, por la composición florística que albergan con la presencia de especies endémicas, raras, e indicadoras de condiciones particulares (sobrepastoreo, quemas, degradación, etc.) y en algunos casos, con diferentes usos, manejo y aprovechamiento por las comunidades (forraje, leña, medicinales, alimenticias, etc) y grados de amenaza que van desde vulnerable (VU) hasta en peligro (EN). Para el presente trabajo se han considerado como áreas prioritarias para la conservación (objetos de conservación); al piso Altoandino, que comprende a los bofedales y al piso de los Bosques Húmedos Montanos, este último, representa uno de los ecosistemas con la mayor biodiversidad del país, cubren un área de aproximadamente 150.000 km2, en varios departamentos, que corresponde al 13.7% del territorio nacional.

También, en ellos se encuentra cerca de la mitad de especies de flora y fauna de Bolivia. Tienen registradas 7.000 especies de plantas vasculares sobre un número potencial de 10.000, que representan un 50% de la flora del país (Kessler y Beck, 2001); además son considerados como un centro de diversidad de especies y endemismo de Bolivia (Ibisch y Mérida, 2003).

El presente documento contempla el análisis del estado actual de la flora y vegetación que incluyen a los bofedales en el piso Altoandino y los Bosques Húmedos montanos.

2.6.1 Estado Actual: Piso Altoandino – Bofedales

Los humedales altoandinos son considerados por la Convención RAMSAR (1971), citado por (Rocha, 2003); como ecosistemas estratégicos debido a su función reguladora, se constituyen en fuentes de agua para diversas actividades humanas y del medio ambiente, además representan ecosistemas de alta biodiversidad y hábitat de especies de flora y fauna amenazadas, son centros de endemismo y brindan espacios para actividades turísticas y ámbitos de vida para comunidades locales.

Las áreas, del Municipio de La Paz, donde se encuentran estas formaciones corresponden al valle de Kaluyo, distrito de Hampaturi, y a la parte alta del valle de Zongo, las mismas que han sido verificadas en campo.

Las especies amenazadas de estos ecosistemas son: Oxychloe andina que forma cojines laxos y punzantes , Distichia muscoides y D. filamentosa (Juncaceae), que crecen formando cojines compactos y duros, son bastante apetecidas por el ganado y se encuentran bajo la categoría “En Peligro” (EN).

Actualmente los bofedales, aun presentes en el Municipio, no presentan un buen estado de conservación ya que se encuentran amenazados año tras año, por: el sobrepastoreo, evidenciado en el valle de Kaluyo y el distrito de Hampaturi; la minería generando impactos ecológicos que van desde significativos hasta muy severos, y que afectan tanto a la estructura de los suelosy vegetación que, como a la calidad ambiental con el vertido de desechos de forma alarmante y otras actividades humanas, que van originando un proceso de deterioro gradual, a esto se añade que este ecosistema es frágil y vulnerable por su sensibilidad ante el cambio climático, estas amenazas hacen que se tornen vulnerables para mantener la provisión de agua a la ciudad de La Paz .

En Hampaturi, los bofedales están en regular estado de conservación, son más pequeños, se distribuyen a al borde del espejo de agua de las represas y la mayoría de ellos se encuentran degradados y secos probablemente por la época, o los impactos del cambio climático asociado a los eventos Niño, Niña; pese a estas condiciones presentan además, una sobrecarga de ganado, como la única fuente de forraje, algunos no recomendables para este ecosistema frágil (vacunos, ovinos y porcinos); siendo el habitat particular de los camélidos.

En el sector de Kaluyo, los bofedales están degradados, por lo tanto reflejan un mal estado de conservación, y prácticamente están desapareciendo a causa de la extracción masiva de turba con fines comerciales, al ser esta empleada como abono para jardines y almacigueras. Producto de esta extracción y de la alta demanda, los comunarios llegan a remover horizontes inferiores salinos, que afloran a la superficie, lo que reduce las áreas destinadas al pastoreo, encontrándose fragmentados y restringidos a las nacientes de arroyos, presentándose un agudo sobrepastoreo por el ganado camélido. Lo que también se refleja en la pobre composición de especies, originando la desaparición de aquellas que son palatables y preferidas por el ganado; siendo remplazadas por otras espinosas como Aciachne pulvinata (Poaceae), Tetraglochin cristatum (Rosaceae) y Adesmia spinosissima (Fabaceae), además de especies tóxicas como ( Astragalus garbancillo), como indicadoras de estas condiciones. Todos estos aspectos están originando una degradación rápida en el área.

En el Valle de Zongo, los bofedales se distribuyen de manera dispersa por encima de los 4.800 m hasta los alrededores de la laguna Viscachani (Beck y Paniagua, 2010). Al inicio del valle, una parte de estos, se encuentran en buen estado de conservación, a diferencia de los que están próximos a la represa y al campamento Huayna Potosí, los mismos que, presentan indicios de sobrepastoreo.

2.6.2 Estado Actual: Bosque Húmedo Montano

Bolivia todavía cuenta con grandes áreas de Bosques Montanos Húmedos, en buen estado de conservación, sobre todo entre 1.000 y 3.000 m sin embargo, estas áreas están siendo fragmentadas a medida que se amplía la frontera agrícola. Grandes áreas de bosque montano húmedo están protegidas en reservas (AP’s); pero estas deberán ser conectadas mediante sistemas de corredores biológicos, a fin de asegurar su funcionamiento ecológico en el largo plazo (Kessler y Beck, 2001).

Las amenazas a las que están sometidos estos y el resto de los bosques, por deforestación, alcanzaron a una superficie de 5.780 ha. (0,68%) en el Dpto. de La Paz (ABT, 2008) y hacen que actualmente permanezcan en disminución y riesgo de fragmentación y pérdida de su cobertura boscosa por efecto directo de la colonización, los constantes chaqueos y sobre todo la instalación de monocultivos como es el de la coca.

Las laderas y el pie de bosque húmedo montano destruidos por chaqueo y sometidas a quemas esporádicas, reflejan un aspecto llamativo, donde la vegetación se torna homogénea, formando pajonales y sabanas montanas, en los que resaltan los helechos altos localmente conocidos como “chusis” ( Pteridium arachnoides) favorecidos por la quemas, formando manchones puros y grandes.

Como consecuencia de estas actividades antrópicas, a través de la supervisión en campo se verificó que estos bosques están siendo fragmentados, habiéndose observado que los cultivos de coca son intensivos y van ascendiendo en pendiente hasta laderas escarpadas como se observa en las comunidades de Huaji en el valle de Zongo, Suapi, hacia Apana.

2.7 PRINCIPALES SERVICIOS ECOSISTEMICOS QUE BRINDAN LAS FORMACIONES VEGETALES

Los Servicios Ambientales han sido definidos como bienes de la naturaleza, ofertados por los ecosistemas y en estrecha relación con el funcionamiento de los diversos procesos ecológicos esenciales (UNEP, 2003). En ciertos casos se considera que en el enfoque de los servicios ambientales, los usos indirectos (p.e. provisión de agua), son más susceptibles a procesos de valoración económica y transacción monetaria, mientras que el concepto de servicios ecosistémicos, los bienes de uso indirecto, no implicarían necesariamente situaciones de valoración económica y monetización, pero además, incluyen de manera central la provisión de beneficios de uso directo (es decir consumtivo o extractivo, como ser provisión de alimentos, materias primas, madera, leña, agua, etc.).

Los servicios ecosistémicos están definidos como los beneficios que recibe la sociedad humana de ecosistemas naturales y manejados (Daily et al., 1997; Tilman et al., 2002; citados por Ibisch, 2003), son los recursos fundamentales para la vida humana como agua, suelo y aire.

Los servicios ambientales más conocidos están relacionados con bosques para:

a) Captación de agua y regulación hídrica dirigida a la provisión de agua limpia para el consumo humano, fines de riego o generación de energías hidroeléctrica.

b) Regulación hídrica y protección principalmente en cabeceras de cuenca, que favorece el control y la prevención1 de inundaciones y de los niveles de escorrentía y aporte de sedimentos (control de erosión) aguas abajo y protección de suelos. También se sabe que los ecosistemas de bosques o sabanas pueden generar o conservar suelos fértiles y purificar aguas contaminadas.

c) Mitigación de los procesos de invernadero y cambio climático a partir de la absorción o secuestro de carbono (dióxido de carbono); principalmente como mecanismo de estabilización del clima global, que es afectado por el efecto invernadero antropogénico (Ibisch & Choquehuanca, 2003).

d) Regulación microclimática y climática a nivel local y regional, especialmente a partir de la continuidad de aportes de humedad a la atmósfera, por extensas masas boscosas.

e) Absorción y reciclaje de contaminantes.

Según Casanoves et al., (2011); existen varios grupos de servicios ambientales los cuales figuran ampliamente en la literatura especializada (Carpenter et al., 2009), Los principales grupos son:

2.7.1 Servicios de aprovisionamiento.

Bienes producidos o proporcionados por los ecosistemas; pueden ser aprovechados directamente: alimentos, combustibles, madera, fibra, recursos genéticos, o medicinas naturales.

Este tipo de servicios ambientales son proporcionados por los bofedales y pastizales que proporcionan forraje. Entre los recursos proporcionados por los bosques están los siguientes: presentados en las Tablas 2.7.1.1 y 2.7.1.2 y las Fotografías 2.7.1.1a 2.7.1.6

Tabla 2.7.1.1
Plantas útiles registradas para el valle de Zongo
Tabla 2.7.1.2
Plantas útiles en las comunidades de Apana y Zongo Choro
Tabla 2.7.1.2
Plantas útiles en las comunidades de Apana y Zongo Choro
Fuente: Elaboración propia en base a entrevistas realizadas a pobladores de las comunidades mencionadas
Fotografía 2.7.1.1
Troncos de quina quina para el armado de casas
Fotografía 2.7.1.2
1 Cañas de charo para revestir casas
Fotografía 2.7.1.3
Corteza de polimora para sujetar travesaños
Fotografía 2.7.1.4
Corteza de polimora para sujetar travesaños
Fotografía 2.7.1.5
Techado con hojas de jatata
Fotografía 2.7.1.6
Esteras tejidas con hojas de “charo”.
Fotos. O. Martínez

2.7.2 Servicios de Regulación.

Se refiere al ajuste de procesos ecosistémicos como la calidad del aire, el clima, la dinámica hídrica, el control de la erosión, la mitigación de riesgos relacionados con incendios, inundaciones, derrumbes y otros, regulación de las enfermedades, control biológico y polinización de plantas útiles, eliminación de desechos, provisión de hábitat para la fauna, entre otros. Algunos autores incluyen en esta categoría (Sistemas de absorción de perturbaciones-resistencia) o la recuperación de su Capacidad Funcional (resiliencia), luego de sufrir alguna perturbación.

Las cubiertas vegetales continúas como bosques, matorrales y pastizales no fragmentados captan el CO2 a través de la fotosíntesis, al mismo tiempo que reciclan y administran el agua en los ecosistemas, regulando el clima. Otros beneficios están representados por la reserva de carbono en la biomasa de la vegetación, la incorporación de nutrientes al suelo y la protección y conservación mediante las raíces, reduciendo la erosión y evitando los derrumbes y deslizamientos.

Áreas de importancia, que generan Servicios de Regulación, para el Área Urbana del Municipio de La Paz, son: bosquecillo de Pura Pura, bosque de Mallasa, bosquecillo de Aranjuez, bosque de Chuquiaguillo, bosque de Bolognia y el de Auquisamaña. Entre otras están: el Valle de la Luna, la Muela del Diablo, el Valle de las Ánimas, Huaripampa, el Gran Jardín de la Revolución, Challaloma; probablemente poco atendidas en su promoción, restauración y manejo para que cumplan sus funciones ecosistémicas.

La forestación de las cabeceras de cuencas es de bajo impacto, muy reducido, poco perceptible, ya que actualmente se encuentran frente a la amenaza de avasallamientos por construcciones de casas y el ataque de frecuentes incendios provocados. Los procesos hidrológicos del ciclo del agua, dentro de las microcuencas generan riesgos, cuando la capa del suelo no presenta cobertura vegetal, impidiendo la infiltración natural, ya que se han impermeabilizado con asfalto y los embovedados, los escasos y pequeños sumideros de tormentas, la disposición inadecuada de los residuos sólidos, que escapan al control humano cuando se desarrollan eventos extremos anormales generados por el Cambio Climático.

2.7.3 Servicios Culturales:

Estos son considerados tambien como beneficios no materiales (valor intangible) que brindan los ecosistemas y mejoran la calidad de vida, a travez de la recreación y turismo asociado a la naturaleza, que además implican aspectos espirituales y estéticos, con oportunidades de generar conocimiento (tradicional y formal) con temas relacionados al sentido de pertenencia, identidad e identificación de las poblaciones locales con las regiones y la herencia cultural implícita (Ribera, 2011).

En el Municipio de La Paz, existe la promoción turística2 con mayor intensidad en el área urbana y en el área rural, esta última se dedica al desarrollo del Turismo Rural de Montaña, impulsada y gestionada por iniciativa de grupos nacionales y comunidades, como las zonas:

Zona Norte

⮞ Pampa Larama impulsada y promovida por la Comunidad de Chacaltaya.

Sector de Hampaturi; presenta 2 lagunas, la última y más arriba es para escalada 2Comunicación personal del Lic. Fernando Villegas Técnico de Gestión Turística, del Gobierno Municipal de La Paz.

⮞ Jach'a Apacheta, propuesto y en fase de prefactibilidad.

⮞Hampaturi, existen albergues y un centro de interpretación.

Zona Sur

⮞ La Muela del Diablo, que está en el territorio de la Comunidad de Charaque, en el que se implementó un punto de información turístico.

⮞ El valle de la Luna, cuya jurisdicción es la Sub Alcaldía de Mallasa, en la misma el Sendero de las Águilas, el Cactario del Valle de la Luna, que es una ruta para la revitalización del Ecoturismo. Del mismo modo, existe una unidad de Turismo, parte de la unidad de Producción Económica.

Los Miradores, dentro del patrimonio cultural, se han identificado por los paisajes que se pueden observar. Las características de un mirador, está dada por la accesibilidad, el campo visual y la altitud.

⮞ En Pongo, no existe oferta turística, por la presencia de neblina, que obstaculiza el retorno de accesibilidad y no se la promueve.

⮞ El Choro, área para el que se cuenta con apoyo por parte del Ministerio de Culturas, debido al aporte sobre el Patrimonio Cultural, que significa la ruta del Kapajñan " La ruta de los Incas". También el municipio de La Paz, desarrolla su programa en la 1ra Comunidad de verdad Alto Chucura.

Zona del Valle de Zongo

⮞ Llaullini Khuno-Uta, refugio turístico muy próximo para explorar al cerro Huayna Potosí y otras lagunas. Para Cañaviri, se estaba desarrollando, un proyecto de turismo, más especializado a la alta montaña.

⮞ Tikimani, también estaba en propuesta de proyecto como una ruta hacia Chucura Alto.

Los servicios ecosistémicos que proveen al Municipio de La Paz los objetos de conservación identificados, y propuestos son los siguientes:

2.7.4 Servicios Ecosistémicos Provistos por los Bofedales

A continuación se detallan los servicios ecosistémicos proporcionados por bofedales:

⮞ Provisión de agua para fines de cría de ganado, para el riego de cultivos y consumo humano.

⮞ Regulación hidrológica de flujos y caudales.

⮞ Albergan comunidades de flora y fauna nativa, de gran importancia para la conservación.

⮞ Capturan carbono.

⮞ Atemperación del clima árido y semiárido, haciéndolo más favorable para su habitabilidad.

⮞ Oportunidades para la investigación científica, monitoreo climático, educación ambiental, etc.

⮞ Patrimonio cultural con alto valor ecológico, recreacional y paisajístico.

2.7.5 Servicios Ecosistémicos Provistos por el Páramo de Yungas

No existen muchos estudios sobre el páramo de Yungas, sin embargo, este tipo de vegetación está representado en una gran parte del municipio de La Paz, en contacto con el piso altoandino en el lado oriental de los Andes. Los páramos de Yungas son grandes colectores y almacenadores de agua, por lo que son utilizados para la instalación de represas para agua potable (Hampaturi) y generación de energía eléctrica (Valle de Zongo).

2.7.6 Servicios Ecosistémicos Provistos por los Bosques Húmedos Montanos

Los servicios ambientales más conocidos están relacionados con:

⮞ Provisión permanente de agua potable, para bosques.

⮞ Purifican aguas contaminadas.

⮞ Estabilización del clima local y regional.

⮞ Prevención de inundaciones y la protección de cuencas.

⮞ Protección de suelos de la radiación solar, de la erosión.

⮞ Conservan suelos fértiles.

⮞ Representan y brindan las condiciones favorables para la fauna y flora presente.

⮞ Fijación de dióxido de carbono (CO2) como un proceso fundamental para mantener la vida de los organismos y como mecanismo de estabilización del clima global.

2.7.6.1 Servicios Ecosistémicos: Captura del Agua de Lluvia

Entre los servicios ambientales de los bosques está la provisión de agua para el bosque mismo como para las zonas rurales y urbanas adyacentes (Otterburg, 2006). Este trabajo buscó establecer posibles variaciones en los caudales de agua de vertientes asociadas a bosques (ojos de agua) a partir de la identificación de cambios ambientales. Estos cambios son:

⮞ Pérdida demostrada en la altura de los árboles y/o sustitución de la vegetación por cultivos o sistemas agroforestales, de menor tamaño.

⮞ Desarrollo de nuevas estructuras de bosque, con presencia o no de capas de hojarasca.

⮞ Pérdida de áreas forestales por instalación de cultivos, con la consecuente disminución de la capacidad de infiltración de los suelos.

A su vez, los resultados del estudio de Otterburg (2006); corroboran lo señalado por Mueller (2005); quien, para el subcorredor Cotapata-Cotacajes identificó las siguientes amenazas:

⮞ Fragmentación y pérdida de cobertura vegetal original en más de un 50%.

⮞ Alta incidencia de incendios provocados.

⮞ Avance de la frontera agrícola.

⮞ Pérdida de productividad y agotamiento de los suelos debido a las prácticas agrícolas inadecuadas.

⮞ Desmonte.

⮞ Ganadería extensiva en tierras degradadas.

⮞ Extracción incontrolada de madera.

⮞ Contaminación de aguas y suelos por minería, uso de plaguicidas y aguas servidas

⮞ Reemplazo de bosques por especies de árboles de rápido crecimiento (pino, eucalipto).

⮞ Acumulación de residuos sólidos en lugares cercanos a poblados y cursos de agua.

Estas amenazas ocasionan la pérdida de la cobertura boscosa y por consiguiente su función en la captación de agua. En el nivel altitudinal de páramo y bosque nublado, la interacción neblinas-bosque puede aportar de 5-20% de la precipitación (Bruijnzeel y Proctor, 1995), llegando incluso a unos 1000 mm/año en zonas más expuestas (Stadtmuller y Agudelo, 1990) por lo que la pérdida de cobertura vegetal afecta esta proporción de intercepción de agua. De igual manera, la sustitución del bosque por pajonales aumenta la compactación del suelo y disminuye la capacidad de infiltración de agua que sirve de recarga de los acuíferos.

2.7.6.2 Servicios Ecosistémicos: Conservación de Suelos

Según Serrudo y Udaeta (2012, datos no publicados); muestran que los suelos de pastizales retienen gran cantidad de agua, seguidos de los suelos con una gruesa capa de materia orgánica, con una cubierta de musgo y árboles de queñua. La evapotranspiración por el contrario, es sumamente alta desde los pastizales mientras que en los bosques de Polylepis y Gynoxys es mucho menor sugiriendo que la cobertura boscosa protege mucho más a los suelos de la desecación; todos ellos demuestran la importancia y la función para la conservación de suelos.

2.7.6.3 Servicios Ecosistémicos: Fijación de Carbono

Hasta el 2003, en Bolivia, se tenía referencia de 2 proyectos de secuestro de carbono3, alcanzando ambos las 25.000 ha. Estimaciones realizadas para las zonas templadas, indican que el secuestro de carbono es de aproximadamente 32 tCO2/ ha/año para el género Eucalyptus y de 31 tCO2 /ha/año para el género Pinus. El potencial de secuestro de especies nativas aun es menos conocido (Ibisch y Choquehuanca, 2003).

En el Dpto. de La Paz, es en PN & ANMI Madidi, donde se instalaron más de 40 PPM’s, (Proyecto Madidi, 2012); que también servirán para conocer la dinámica del bosque, el modelamiento y las proyecciones de fijación de CO2, en los diferentes tipos de bosques naturales. También existe el proyecto; “Estimación de la captura de Carbono en diferentes sistemas agroforestales de Sara Ana, Alto Beni”, que se inició en Junio de este año y concluirá en Diciembre de 2013 (Maldonado, com. pers, 2012) Por lo tanto se puede hacer una consideración para la implementación de parcelas de monitoreo para la fijación y secuestro de carbono; p. e. en los bosques del PN Cotapata, integrando los estudios de costo-beneficios, (Castro, 1999) que además involucran 6 pasos:

a) Establecimiento de una línea base

b) Estimar la cantidad de carbono por hectárea en diferentes tipos de bosque

c) Estimar el costo de la cantidad de carbono secuestrado

d) Calcular el valor presente del flujo de carbono y los costos

e) Calcular el costo por tonelada de carbono

f) Conducir un análisis de sensibilidad

2.7.7 Servicios Ecosistémicos Provistos por los Palmares

Según Borchsenius & Moraes (2006); todos los géneros andinos de palmeras, tienen una o más categorías de uso y en total son 42 especies, siendo las principales las alimenticias (frutos, palmito, aceites), medicinal, material de construcción y artesanal, entre otros. Las palmeras forman parte de los productos forestales no maderables (PFNM’s). La recolección de tales productos puede tener un impacto menor sobre los ecosistemas forestales que otros usos; brindando un espectro de beneficios sociales y económicos para los grupos locales, potencialmente compatible con los esfuerzos para integrar el uso y la conservación de la biodiversidad (Shanley et al ., 2002; cit. por Marshall et al., 2006), en los bosques amenazados, por la extracción de la madera.

En el Madidi del Dpto. de La Paz, existe el uso de 22 especies de palmeras útiles, representando el 45% de la diversidad encontrada, entre estas especies de palmeras están las productoras de frutas y/o alimentos, medicinas naturales, resinas y de sustancias esenciales, siendo un componente importante para la construcción de los techos de viviendas y la artesania y otras especies con potencial ornamental (Paniagua, 2005).

En el caso de los bosques montanos húmedos o nublados, las palmas son un grupo muy apreciado por sus frutos y cogollos comestibles entre las cuales se encuentran la tola ( Dictyocaryum lamarckianum), el majo ( Oenocarpus bataua), chini palmito ( Euterpe spp . ) y el ramo ( Ceroxylon vogelianum); Los palmares, son tal vez los únicos especímenes que no son totalmente erradicados de una parcela destinada a chaqueo, probablemente por la importancia alimenticia que representa y la dificultad para que el fuego pueda quemar totalmente la corteza impermeable y dura del estípite adulto (Shanley, 2002).

2.8 OBJETOS DE CONSERVACIÓN PARA AREAS ANALIZADAS

A través de los viajes de reconocimiento se han identificado; desde pisos de vegetación hasta ecosistemas, en algunos sectores donde mantienen una estructura, formas de vida y servicios ecosistémicos, que permiten su priorización para la implementación de planes de protección y manejo. En el municipio de La Paz, existen pocos lugares con pisos de vegetación en buen estado de conservación y probablemente sean pocos los que tienen perspectivas de ser protegidos bajo un Área Protegida Municipal, algunos de los cuales ya existen en el país (PROMETA, 2009), para ser valorados, conservados, manejados y aprovechados, respetando los principios de la sostenibilidad para el futuro.

Según Granizo et al., (2006); los objetos de conservación, representan la distribución y diversidad de especies nativas, comunidades naturales, sistemas ecológicos u otros aspectos importantes de la biodiversidad dentro de cada ecoregión, que requieran acciones inmediatas de manejo. Su tamaño y forma deberían estar determinados por las características de las especies, comunidades naturales, sistemas ecológicos y no por límites políticos o artificiales. Este autor sugiere 2 categorías:

Categoría 1: Especies florísticas (amenazadas, endémicas, bandera, paraguas)

Categoría 2: Ecosistemas (tipos de vegetación)

Según Ibisch (2003); el primer paso para definir objetos de conservación consiste en verificar si aún estos mantienen un buen estado de conservación, lo que parcialmente se puede hacer a través de observación directa, dando prioridad a los ecosistemas aún mejor conservados.

En áreas que presentan cierta degradación de su biodiversidad se debería investigar algunos principios:

⮞ Si aún existen los objetos de conservación relevantes que uno pretende proteger y/o conservar.

⮞ Si estos componentes aún se pueden considerar viables.

⮞ Si estos objetos, sobreviven por que presentan menor sensibilidad acerca de perturbaciones antropogénicas, siendo adaptadas o hasta favorecidas, por la degradación de los ecosistemas.

2.8.1 Amenazas Priorizadas para Definir los Objetos de Conservación

Las amenazas evidenciadas para la flora y vegetación, están relacionadas con la perturbación y destrucción de hábitats, que afectan directamente a las especies con diferentes potencialidades para su aprovechamiento, hasta especies con algún grado de amenaza. En base al sistema de categorización realizado por la IUNC (2001); la revisión de las listas de especies amenazadas de la Flora de Bolivia (Meneses y Beck, 2005) y la Lista de especies categorizadas del libro Rojo de la Flora Amenazada de Bolivia (Rumbol, 2011; documento no oficial); solo se han considerado las categorías (EN, VU , NT y LC) dentro de las cuales están comprendidas las diferentes especies vegetales presentes en Bofedales, Bosques Húmedos montanos y Palmares, consideradas como especies indicadoras de monitoreo.

El sistema de categorías que se detalla a continuación, se extrajo de Categorías y Criterios de la Lista Roja de la UICN: versión 3.1. (UICN, 2001).

En Peligro Crítico (CR): Un taxón está En Peligro Crítico cuando se considera que se está enfrentando a un riesgo extremadamente alto de extinción en estado silvestre.

En Peligro (EN): un taxón está “En Peligro” cuando no estando “En Peligro Crítico”, enfrenta de todas formas un alto riesgo de extinción o deterioro poblacional en estado silvestre.

Vulnerable (VU): un taxón está en la categoría de “Vulnerable” cuando, no estando ni “En Peligro Crítico”, ni “En Peligro”, enfrenta de todas formas un moderado riesgo de extinción o deterioro poblacional.

Casi Amenazado (NT): cuando no satisface ninguno de los criterios y condiciones para las categorías: “En Peligro Crítico”, “En Peligro” ó “Vulnerable”, pero está cercano a calificar como: “Vulnerable”, o podría entrar en dicha categoría en un futuro cercano.

Preocupación Menor (LC): Un taxón se considera de Preocupación Menor cuando, habiendo sido evaluado, no cumple con ninguno de los criterios que definen las categorías de En Peligro Crítico, En Peligro, Vulnerable o Casi Amenazado. Se incluyen en esta categoría taxones abundantes y de amplia distribución.

Tomando en cuenta la información y los criterios vertidos por Granizo, et al.,(2006); se proponen los siguientes objetos de conservación para el Municipio de La Paz:

2.8.1.1 OBJETO DE CONSERVACION 1: Piso Altoandino, Bofedales (Zongo, Kaluyo, Hampaturi y Jacha Toloko)

Los humedales altoandinos son considerados por la Convención RAMSAR (1971), citado por Rocha (2003) como ecosistemas de alta fragilidad asociada a causas naturales como el cambio climático, las sequías prolongadas y a la intervención humana. Los definen como ecosistemas estratégicos debido a que regulan y son fuentes de agua para diversas actividades humanas, son ecosistemas de alta biodiversidad y hábitat de especies de flora y fauna amenazadas, son centros de endemismo, espacios para actividades turísticas y ámbitos de vida para comunidades locales.

Estos ecosistemas están fuertemente afectados, por: la extracción de turba con fines comerciales, el sobre pastoreo afecta directamente a la cobertura de estos, causando un deterioro, que de manera directa incide en su conservación y en la calidad del forraje como fuente de alimento para el ganado (Fotografía 2.8.1.1.1). También se manifiesta la contaminación minera, como los cambios climáticos, que se traducen en la sequía, por directa influencia y modificación de las precipitaciones, que afectan este frágil ecosistema.

Tabla 2.8.1.1.1
Especies amenazadas en bofedales (Rumbol, 2011)
Fotografía 2.8.1.1.1
Bofedales degradados en el Valle de Kaluyo.

2.8.1.2 OBJETO DE CONSERVACION 2: Pisos Bosque Húmedo Montano y Bosque Húmedo de Pie de Monte(Valle de Zongo y Zongo Choro)

Bolivia todavía cuenta con grandes áreas de Bosques Montanos Húmedos, en buen estado de conservación, sobre todo en el gradiente altitudinal entre 1.000 y 3.000 m.; sin embargo, estas áreas están siendo fragmentadas a medida que se extiende la frontera agrícola. Grandes áreas de bosque montano húmedo están protegidas en reservas, pero estas deberán ser conectadas mediante sistemas de corredores biológicos, a fin de asegurar su funcionamiento ecológico a largo plazo (Kessler y Beck, 2001).

En estos bosques, existe el riesgo de fragmentación y pérdida de la cobertura boscosa por efecto del avance de la frontera agrícola, con el establecimiento y la introducción de cultivos de un solo estrato, como la coca ( Erythroxilum coca); además del chaqueo como efecto de una colonización espontánea y desordenada.

La importancia para la conservación de estos bosques radica principalmente en los servicios ambientales que provee a nivel regional, por la captura de agua procedente de la formación de nubes que se condensan y precipitan (Stadtmuller, 1997), como fuente de agua potable, para la regulación hídrica, térmica, la irrigación, la generación de energía eléctrica y la protección de laderas de cuencas, que están expuestas a derrumbes por las elevadas pendientes, además alberga una gran riqueza de especies, en parte desconocidas, endémicas y únicas (García et al., 2002); que además albergan a árboles maderables y no maderables (combustibles, medicinales, tintóreas, tánicas, alimenticias, frutos, condimentos y aromatizantes, edulcorantes y materiales de construcción).

Para estos objetos de conservación (Fotografía 2.8.1.2.1), se han identificado las siguientes especies arbóreas, con diferentes categorías de amenaza que se presentan a continuación en la Tabla 2.8.1.2.1:

Tabla 2.8.1.2.1
Especies presentes en bosque húmedos montanos con diferentes categorías de amenaza (RUMBOL, 2011)
Fotografía 2.8.1.2.1
Bosque Húmedo montano del Valle de Zongo.
Foto. O. Martínez

2.8.1.3 OBJETO DE CONSERVACIÓN 3: Palmares (Pisos: Bosque Húmedo Montano y Bosque Húmedo de Pie de Monte)

(Nogalani, Moro Grande, Quilo Quilo y Monte Verde)

Dentro de los bosques húmedos montanos, además se han considerado a los palmares, porque son uno de los recursos más utilizados por la gente y la fauna; por tanto muchas de sus especies son susceptibles de agotarse o incluso desaparecer, sino se establecen prácticas de manejo y uso sostenible (Galeano et al., 2010). Sin embargo, las poblaciones de palmeras, son también componentes particularmente importantes en números ecosistemas neotropicales incluyendo los bosques húmedos, sabanas temporalmente inundadas y otros ambientes (Henderson et al., 1995).

Muchas de las especies de palmeras nativas de Bolivia, aportan sustancialmente en la caracterización ecológica de diferentes formaciones vegetacionales y pueden servir para describir y caracterizar las comunidades vegetales en varios pisos ecológicos y ecosistemas (Moraes, 1996). Por estas razones, es necesario identificar con precisión las respuestas de las poblaciones de palmeras a perturbaciones antropogénicas.

A pesar de su importancia, en las últimas décadas, las poblaciones de palmeras han disminuido de manera alarmante, debido a su sobreexplotación y a la deforestación de los ecosistemas que las albergan, provocando un daño irreversible al bosque donde tanto las comunidades como las palmeras habitan (Paniagua et al., 2011).

Para este objeto de conservación, se han identificado las siguientes especies de palmeras detalladas en la Tabla 2.8.1.3.1 con diferentes categorías de amenaza (Fotografías 2.8.1.3.1 a 2.8.1.3.4):

Tabla 2.8.1.3.1
Especies de palmeras categorizadas (Meneses y Beck 2005)
Fotografía 2.8.1.3.1
Palmares de Dyctiocaryum lamarckianum
Fotografía 2.8.1.3.2
Palmares de Euterpe precatoria
Fotografía 2.8.1.3.3
Palmares de Oenocarpus bataua
Fotografía 2.8.1.3.4
Palmares de Bactris gasipaes en áreas intervenidas.
Fotos. O. Martínez

En base a los estudios realizados por López (2010) para el valle de La Paz y Beck y Paniagua (2010), para el valle de Zongo, se han categorizado las siguientes especies que se presentan en las Tablas 2.8.1.3.2 y 2.8.1.3.3 y en el Mapa 2.8.1.3.1, en el que además se incluyen las especies endémicas del valle de Zongo:

Tabla 2.8.1.3.2
Especies categorizadas para el Valle de La Paz y Hampaturi
Tabla 2.8.1.3.3
Especies categorizadas para el Valle de Zongo.
Mapa 2.8.1.3.1
Distribución de especies categorizadas y endémicas para el Municipio de La Paz

2.9 POTENCIALES INDICADORES PARA EL MONITOREO DE LOS OBJETOS DE CONSERVACIÓN

Entender la magnitud en la cual los sistemas ecológicos están experimentando perturbación antropogénica y cambios en su estructura y funcionalidad es crítico, para la conservación de la biodiversidad a largo plazo (Canterbury et al., 2000; Caro, 2000).

Dada la velocidad con la que ocurren estos cambios, es urgente desarrollar métodos confiables, rápidos y de bajo costo para seleccionar especies y/o comunidades de especies para el monitoreo de los cambios ambientales, ecológicos (Kremen, 1992; McGeoch, 1998); y aquellos relacionados al cambio climático.

Los indicadores ambientales (Espinoza, 2001) sirven para: a) informar sobre el estado del medioambiente, b) conocer las relaciones entre las presiones que imponen las diversas actividades humanas sobre la calidad de los componentes del medio ambiente y c) elaborar respuestas para enfrentar las presiones de deterioro.

Según Bossio, (2008); los indicadores son instrumentos de control de parámetros utilizados para desarrollar e implementar una metodología que permita planificar una mejor gestión de lo observado. Los indicadores deben ser sobre todo específico, disponible todo el tiempo, comparables, sensibles, confiables, fáciles de usar e interpretar.

Los indicadores pueden ser de diferente índole: territoriales, urbanos (p.e., nivel de contaminación del aire), arquitectónicos, ambientales, paisajísticos, sociales, culturales, históricos y biológicos.

Uno de los primeros indicadores de la situación actual de la biodiversidad de una región, es el número de especies de la misma y su estado de conservación (UICN, 2001).

Si se conoce más a fondo la región, es posible usar un conjunto de indicadores como proponen Navarro et al., (2008), los cuales deben seleccionarse en función de ser medibles y observables, tales como cambios en la composición de especies vegetales, reducción del número de especies, cambios en la estructura del tipo de vegetación, idoneidad del paisaje e impactos humanos claves como fuego, sobrepastoreo, deforestación, extracción selectiva de maderas. Para el seguimiento se contrastan datos de campo que tengan la evaluación de aspectos clave relacionados con la cobertura de la tierra como desaparición de porciones de bosque y conectividad entre parches.

Para el presente estudio, se han considerado como potenciales indicadores de monitoreo para los objetos de conservación, a aquellas especies vegetales sensibles a alteraciones dentro de su hábitat, que reflejan condiciones particulares como perturbación, degradación, con diferentes grados de amenaza, otras con valor comercial y principalmente que sean fáciles de reconocer y de monitorear, para cuyo trabajo es importante considerar la participación de técnicos y gente del lugar, con el propósito de compartir el conocimiento, evitar discrepancias y facilitar el proceso. Sin embargo, no se ha tomado en cuenta a especies endémicas, porque su distribución está más restringida a ciertos lugares y condiciones ecológicas e imposibilitaría encontrarlas de manera rápida y oportuna en un proceso de diagnóstico y evaluación de seguimiento, lo que no se puede garantizar para un proceso de monitoreo a corto y largo plazo.

Además se reportan otras especies indicadoras, basadas en referencia a información primaria y secundaria.

I. Especies indicadoras de perturbación

En laderas secas del sur de la ciudad de La Paz se encuentran helechos xerófitos, que según bibliografía, son indicadores de alteración y están presentes en sitios con alto deterioro, en paisajes modificados drásticamente por desmonte, incendio y áreas de cultivo abandonadas. (Rodriguez et al., 2008), entre estos están: Cheilanthes spp. (Cheilanthes bonariensis), Pellaea ternifolia

a) Páramo de Yungas

Para otra latitud, dentro de la formación de los páramos de Colombia (Rangel, 1995), en las partes más degradadas y con menos riqueza de especies, domina: Acaena cylindrostachya, que aumenta su cobertura y frecuencia cuando hay mucha transformación del hábitat al mismo tiempo que otros factores como el pastoreo disminuyen la riqueza y diversidad florística, por lo que esta especie puede ser utilizada como indicador.

En el valle de Zongo, (E. García 2012, com. pers.) la especie introducida Digitalis purpurea, abunda en ambientes montañosos abiertos y expuestos con claros de bosque, zonas de deforestación reciente y laderas con poca cobertura vegetal. Similar comportamiento tiene Rumex acetosella, hierba pequeña, que prolifera en lugares en los que se han producido quemas y chaqueos, formando manchas rojizas. Entre el páramo de Yungas y bosque de Ceja se presentan las siguientes especies indicadoras: Brachyotum microdon, Barnadesia polyacantha y B. pycnophylla, que son más frecuentes y abundantes en lugares alterados como los bordes de camino y claros.

El mismo autor, indica que en los bordes de camino de los Yungas, se encuentra un pasto de hojas pegajosas y de olor dulzón; Melinis minutiflora, de origen africano, cosmopolita, que se propaga fácilmente y es tolerante a la sequía; siendo su abundancia o cobertura, utilizada como indicadora de perturbación.

b) Bosques montanos

Para este piso de vegetación; existen algunos árboles y arbustos en los bosques montanos superiores (E. García 2012, com. pers.); cuya presencia, abundancia y frecuencia resultan indicativas de distintos grados de perturbación como ser las siguientes especies: Brunellia boliviana, Morella pubescens, Condaminea corymbosa, Trema micrantha.

II. Especies indicadoras de ecología

Morales et al., (2006); también identificaron indicadores ecológicos para detectar cambios en la composición de especies, tomando en cuenta parámetros como riqueza, grupos ecológicos y presencia de especies útiles o con valor económico; siendo para los bosques montanos; buenos indicadores, basados en la abundancia y diversidad de algunas familias como: Melastomatáceas y Lauráceas, así como en su distribución en bosques intervenidos o no intervenidos. Las Melastomatáceas están asociadas a sitios con algún grado de perturbación, mientras que las Lauráceas se distribuyen en sitios mejor conservados como los bosques maduros y poco alterados.

Además, los grupos ecológicos tienen relación con las formas de dispersión de frutos y semillas (Morales et al., 2006); que dependen del grado de alteración de la vegetación; p. e., en Costa Rica las especies que son más frecuentes y abundantes en bosques secundarios o intervenidos pertenecen a los géneros; Alchornea, Cecropia, Guatteria, Heliocarpus, Miconia, Vismia; estos tienen varias especies en los bosques montanos de Bolivia y del municipio de La Paz.

Para los bosques de los Yungas (E. García 2012, com. pers) en su mayoría heliófitas y pioneras se proponen varias especies como las siguientes: Alchornea triplinervia (Euforbiáceas), Cecropia pinnatiloba (Cecropiáceas), Guatteria boliviana (Anonáceas), Heliocarpus americanus (Tiliáceas), Miconia mandonii, M. micrantha y M. theaezans (Melastomatáceas), Vismia amazónica y V. rusbyi (Gutíferas), Mabea angustifolia (Euphorbiaceas), Cordia alliodora (Boragináceas), junto con Hedyosmum racemosum (Clorantáceas), Cinchona pubescens y Psychotria tristis (Rubiáceas). Las mismas tienen un rango de distribución altitudinal entre los 2.800 y 1.200 m. Mientras que para zonas más bajas, (700 m de altitud), se recomiendan; Ochroma pyramidale (Bombacáceas) que es común en las formaciones de bosques secundarios.

En base a las descripciones de la vegetación y especies citadas por López, (2010); Beck y Paniagua (2010), basados en la frecuencia y cobertura incrementadas con las perturbaciones en ecosistemas de Páramo de Yungas y Puna húmeda superior (3.900 - 4.000), se identificaron las siguientes especies como indicadoras potencialmente útiles para el monitoreo:

Muehlenbeckia volcánica, (Poligonácea), que aumenta su cobertura en lugares quemados.

Crocosmia x crocosmifolia, (Iridácea), originaria de Sudáfrica, que está naturalizada y ampliamente distribuida en lugares alterados.

Chusquea spp., (Poaceae), frecuente en los bordes de caminos y en medio de matorrales del Páramo y Bosque de Ceja.

Baccharis pentlandii, B. latifolia y B. genistelloides, (Asteráceas) muy frecuentes en los bordes de caminos.

Syphocampylus tupaeformis (Campanuláceas), frecuente en matorrales alterados de los bordes de camino.

Cleome lechleri (Caparáceas), frecuente en la vegetación secundaria en los bordes de camino.

⮞ Helechos de los géneros Elaphoglossum, Polystichum y Sticherus, cuyas especies abundan en lugares abiertos y bordes de vegetación secundaria.

Basado en los antecedentes descritos y considerando las referencias citadas, es que se proponen los siguientes indicadores de monitoreo para el Municipio de La Paz.

2.9.1 Indicadores para Bofedales

Los bofedales son ecosistemas muy sensibles a cambios en la dinámica hídrica, alterándose el balance ecológico de los mismos, otro factor que conduce a su degradación, es el sobrepastoreo por camélidos, ovinos y vacunos, que actúa de manera sinérgica a la variación en los regímenes hídricos (Contreras, 2007).

Según Fierro Cabo (2007); en el caso de los humedales, es importante detectar procesos de degradación de los ecosistemas que prestan servicios ambientales. En la evaluación del estado de conservación, también se deben seleccionar partes con diferente grado de alteración, seguidamente se eligen indicadores ecológicos, que muestren las diferencias entre esos diferentes niveles de degradación, los cuales pueden ser estructurales y funcionales, con el fin de evaluar si aumentan los procesos de degradación o si existe recuperación de los bofedales, en caso de haberse aplicado técnicas de manejo.

A continuación se presentan las especies indicadores de degradación de bofedales:

FAMILIA: Poaceae

ESPECIE: Aciachne pulvinata

NOMBRE COMUN: Paqo

ECOLOGÍA: Especie indicadora de suelos degradados, sobrepastoreo y pérdida de cobertura de la vegetación original

Fotografía 2.9.1.1
Cojin de Aciachne acicularis

FAMILIA: Juncaceae

ESPECIE: Oxychloe andina

NOMBRE COMUN: Kulli

ECOLOGÍA: Mayor proporción de esta especie refleja una degradación progresiva de los bofedales.

Fotografía 2.9.1.2
Oxychloe andina

Entre las especies características de bofedales tenemos a las siguientes:

Fotografía 2.9.1.3
Distichia muscoides
Fotografía 2.9.1.4
Hypochaeris taraxacoides
Fotografía 2.9.1.5
Hypsela reniformis
Fotografía 2.9.1.6
Gentiana sedifolia

La presencia de especies propias o típicas de los bofedales, así como una buena cobertura, reflejan el buen estado de conservación de los mismos.

2.9.2 Indicadores para Bosques Húmedos Montanos

Como indicadores potenciales del estado de conservación de los bosques montanos se eligieron a especies amenazadas con valor comercial como; el pino ( Podocarpus ssp., Podocarpaceae), nogal ( Juglans boliviana, Juglandaceae), cedro ( Cedrela odorata, Meliaceae) y roble ( Amburana cearensis, Fabaceae), por la demanda de los mercados de madera legal y aun mayor por los ilegales, que se presentan a continuación: FAMILIA: Podocarpaceae

ESPECIE: Podocarpus spp. (EN)

NOMBRE COMUN: Pino

DESCRIPCIÓN: Especie arbórea con resina cristalina, hojas con un nervio principal, frutos en estróbilos solitarios. Semilla con arilo, parecido a drupas.

Fotografía 2.9.2.1
Podocarpus spp.

FAMILIA: Juglandaceae

ESPECIE: Juglans boliviana (VU)

NOMBRE COMUN: Nogal

DESCRIPCIÓN: Árbol de copa amplia y frondosa de 25 m., tronco recto de corteza gris oscura a pardo grisácea aromática resinosa muy rugosa, hojas alternas pinnaticompuestas, con inflorescencias amentiformes, frutos tipo drupas nueces.

Fotografía 2.9.2.2
Junglans boliviana

FAMILIA: Meliaceae

ESPECIE: Cedrela odorata (VU)

NOMBRE COMUN: Cedro

DESCRIPCIÓN: Árbol maderable y valioso de 40 m. altura, de copa amplia, redondeada, de corteza rojiza, aromática, astringente, hojas pinnaticompuestas alternas, con grandes aletones (3 m). Inflorescencias, de flores pequeñas, frutos tipo cápsula leñosa.

Fotografía 2.9.2.3
Cedrela odorata

FAMILIA: Lauraceae

ESPECIE: Nectandra spp. (VU)

NOMBRE COMUN: Laurel

DESCRIPCIÓN: Árbol aromático siempreverde con hojas alternas, nervios muy arqueados, tomentosa en el envés, fruto con cúpula. Crece en suelos con drenaje pobre o inundados.

Fotografía 2.9.2.4
Nectandra spp.

FAMILIA: Fabaceae

ESPECIE: Amburana cearensis

NOMBRE COMUN: Roble

DESCRIPCIÓN: Árbol maderable y valioso, de 30 m, tronco cilíndrico, la corteza muerta exfolia una resina aceitosa, volátil, fragante, con follaje verde intenso, hojas compuestas imparipinnadas, frutos tipo vainas oblongas, ovaladas, levemente aplanadas.

Fotografía 2.9.2.5
Amburana cearensis

2.9.3 Indicadores para Palmares

La presencia de palmares en los bosques húmedos montanos, constituyen un instrumento útil para la caracterización de la vegetación como indicador ecológico. Sin embargo, el incremento de las poblaciones humanas y las actividades agrícolas están conduciendo a la deforestación, degradación de hábitats y fragmentación de poblaciones de las palmeras (Moraes, 2006).

Se han elegido las siguientes especies de palmeras en base a revisión bibliográfica y por ser indicadoras de un mejor estado de conservación de los bosques:

FAMILIA: Arecaceae

ESPECIE: Dictyocaryum lamarckianum (NT)

NOMBRE COMUN: Palmito

ECOLOGÍA: Abundante en bosque húmedo montano poco alterado y sitios escarpados.

Fotografía 2.9.3.1
Dyctiocaryum lamarckianum

DESCRIPCIÓN DE LA PLANTA

Palma: Tallo solitario, 15-30 m de alto, hasta 50 cm de diámetro en la base, blanquecino con un cono de raíces de hasta 1.5 m de alto.

Hojas: 3-6 verde-grisáceas, plumosas, dispuestas en una corona hemisférica; peciolo 25-30 cm de largo; pinnas 35-54 a cada lado, divididas hasta la base.

Flores: Erguida en yema y en flor, hasta 3 m de largo.

Frutos: Fruto esférico a casi esférico, 2.5-2.8 cm de largo, la cáscara lisa verde amarillenta a pardusca e irregularmente agrietada en la madurez.

Semilla: esférica a elipsoide, a menudo con una constricción a uno de los lados, café reticulada.

FAMILIA: Arecaceae

ESPECIE: Socratea exorrhiza

NOMBRE COMUN: Pachubilla

ECOLOGÍA: Crece rápidamente en claros de bosque y bordes de bosque pero no se regenera en áreas deforestadas.

Fotografía 2.9.3.2
Socratea exorrhiza

DESCRIPCIÓN D E LA PLANTA

Palma: Tallo solitario, hasta 20 m de alto, 13-18 cm de diámetro, grisáceo con anillos poco notorios; raíces zancos muy separadas, en un cono de hasta 4 m de alto, armadas con espinas cónicas de hasta 2 cm de largo.

Hojas: De 6 a 7 hojas, con una apariencia plumosa, divididas en 15-16 pinnas por lado agrupadas y péndulas; con vaina foliar bien desarrollada, de hasta 2 m de largo, verde-grisácea.

Flores: En inflorescencias solitarias que salen de entre las hojas (interfoliares) hasta 90

cm de largo.

Frutos: Frutos maduros amarillentos, elipsoides a ovoides, raramente ovoides, 3-4 cm de largo, la cáscara irregularmente agrietada en la madurez, exponiendo el jane o la pulpa (mesocarpio) blanca y esponjosa.

Semillas: Una sola por fruto, oblongas a ovoides, 1.5-3 cm de largo, negras o rojizo oscuras.

FAMILIA: Arecaceae

ESPECIE: Euterpe predatoria (EN)

NOMBRE COMUN: Asaí, palmito

ECOLOGÍA: Especie ocasionalmente conservada en áreas deforestadas.

Fotografía 2.9.3.2
Euterpe precatoria
Fotos. O. Martínez

DESCRIPCIÓN DE LA PLANTA

Palma: solitaria, alcanza de 6-20 m de altura y de 6-23 cm de diámetro; tronco liso; con raíces que parecen por sobre la superficie del suelo (adventicias) hasta 1 m de alto.

Hojas: de 5-10 (hasta 20) hojas, con pinnas regularmente dispuestas en un solo plano, de 43-91 a cada lado, péndulas o colgantes, dando a las hojas la apariencia de un peine; con una vaina de 0.5 a 1.5 m de largo, muy notoria debajo de la corona de hojas.

Flores: En racimos (inflorescencias) que salen debajo de la corona de hojas (infrafoliares).

Frutos: Globoso, esféricos, de 1 a 1.5 cm de diámetro, de color púrpura-negrovioláceos cuando maduran, con una pulpa jugosa de color morado.

Semillas: Una por fruto, redonda de 1 cm de diámetro.

2.10 METODOS DE MONITOREO PARA ESPECIES DE LOS OBJETOS DE CONSERVACION

El monitoreo es una herramienta de gestión para controlar el avance de los proyectos en ejecución, controlar el avance en forma eficaz y proporcionar información sistemática, uniforme y fiable sobre el avance de los mismos. Al ser una recopilación rutinaria de información, apoya las tareas básicas de manejo y responsabilidad, dando seguimiento al desempeño real en una situación frente a los planes o las expectativas en el diseño original. Además incluye las recomendaciones con respuestas adecuadas del manejo del proyecto y guiar su implementación (World Vision International, 2007) .

En todos los tipos de vegetación existen especies típicas, las cuales disminuyen en sus poblaciones o desaparecen si están sometidas a extracción o aprovechamiento, por lo que son sensibles a la alteración. El monitoreo puede entonces aplicarse a la evaluación, si determinadas especies están o no presentes en un determinado piso de vegetación o ecosistema, aspecto que será considerado durante el monitoreo de los indicadores.

2.10.1 Monitoreo del Objeto de Conservación 1: Bofedales

2.10.1.1 Método de cuadrantes

Se puede reconocer fácilmente un bofedal por la presencia de grupos de plantas en forma de almohadillas o cojines en los que las especies crecen muy apretadas.

Fotografía 2.10.1.1.1
Bofedal conformado por Cojín de Distichia muscoides
Fotografía 2.10.1.1.2
Bofedal conformado por varias plantas de Distichia muscoides

Para el monitoreo de los bofedales se debe considerar los siguientes aspectos:

⮞ Puede delimitarse una parcela de 1 m2, (Figura 2.10.1.1.1) en la cual se realice un seguimiento del tamaño del bofedal (largo, ancho y altura)

⮞ En el interior de este, se debe observar el aspecto y color, considerando que: un bofedal es “saludable” cuando conserva su forma y su color propio (verde), por lo menos en gran parte, si se seca hay que ver las causas.

⮞ Realizar un inventario de especies presentes, que servirá de referencia para poder comparar las listas de una época con otra y así saber que especies desaparecen y cuáles aparecen por primera vez.

⮞ En la planilla se debe registrar la siguiente información:

a) Fecha

b) Lugar

c) Superficie estudiada y zona del bofedal.

d) Lista de especies, anotadas con nombres locales, para posteriormente conocer los nombres científicos y no tener confusiones.

e) Número de especies: Para saber si este disminuye mucho y no se recupera y/o aparecen nuevas.

f) Cobertura o abundancia: Que permitirá ver si algunas especies empiezan a dominar, aumentando la cantidad de individuos o la superficie que ocupan.

g) Fenología: Cuándo empiezan a florecer y a formar frutos las plantas, cada año y ver si varían las épocas.

h) Toma de fotografías: El sitio que va a ser evaluado debe ser el mismo. Por lo que es bueno marcar el punto central, de cual se toma las fotos, haciendo que aparezcan los vértices de la parcela (4), en 2 épocas de evaluación (época seca y época húmeda), para reconocer los cambios que han ocurrido.

Figura 2.10.1.1.1
Parcela para el monitoreo de bofedales, en un área de 1 m2

2.10.1.2 Método de Parcelas GLORIA para Evaluaciones en Cimas de Alta Montaña

GLORIA, es una iniciativa para establecer una red de monitoreo a largo plazo, e investigar de manera comparativa los impactos de cambios climáticos sobre la diversidad florística, en las zonas alpinas y altoandinas del mundo.

Para la evaluación de la vegetación emplean parcelas permanentes (Figura 2.10.1.2.1), de 3 x 3 m (Anexo 2.2 – Diseño de Cimas de Relevamiento Gloria), como es el caso del Parque Nacional Tuni Condoriri que esta próximo al Municipio de La Paz, considerado como sitio piloto, en el que han sido instaladas 4 cimas el 2009, entre 4.650 y 5.325 m de altitud. En cada cima se evalúa la vegetación y la temperatura. La evaluación es cada cinco años. A la fecha cuentan con un inventario florístico y datos de temperatura.

Figura 2.10.1.2.1
Esquema de distribución de parcelas GLORIA en cimas de montaña.

2.10.2 Monitoreo del Objeto de Conservación 2: Bosque Húmedo Montano

2.10.2.1 Método: Transectos modificados tipo Gentry

El método de transectos (Figura 2.10.2.1.1), es ampliamente utilizado por la rapidez con que se mide. Un transecto es un rectángulo situado en un lugar, para medir principalmente la vegetación arbustiva y arbórea, como altura, abundancia, diámetro a la altura del pecho (DAP) y la frecuencia. El tamaño puede variar desde 2x50 m hasta10x100 m, dependiendo del grupo de plantas a medirse (Mostacedo y Fredericksen, 2000).

Figura 2.10.1.2.1
Diseño de las Parcelas Temporales de Muestreo y las subparcelas tipo Gentry de 0.1 ha modificadas.

Para este caso se sugiere:

⮞ Seleccionar áreas, donde existan menos claros de vegetación dentro el rango altitudinal correspondiente a bosques montanos (1.000-3.500 m).

⮞ Instalar transectos perpendiculares a la pendiente, cada uno de aproximadamente 2 m de ancho por 200 m de largo (2x200 m), en vista de que solo se requiere muestrear especies de interés, dejando 100 m de distancia para iniciar el siguiente transecto, pudiendo realizarse hasta 3 repeticiones dependiendo de la pendiente y superficie de la ladera a muestrear.

⮞ En los transectos establecidos, realizar el recorrido en búsqueda de los individuos considerados como “especies indicadoras” que permitirán conocer el estado del bosque, se registrará la presencia o ausencia de estas y se medirá los individuos con DAP >= 10 cm.

⮞ Si las especies no están presentes, puede deberse a que existe una degradación del bosque, producto de la intervención antrópica; extracción de madera, chaqueos, ampliación de la frontera agrícola, asentamientos colonos, ó factores naturales, propios de la dinámica de los bosques montanos y como consecuencia, se da un cambio en la composición florística. También puede darse el caso de la ausencia de especies indicadoras debido a una mala elección del área de muestreo.

2.10.2.2 Método de Parcelas Permanentes de Muestreo (PPM)

Sugeridas y estudiadas por Synnott (1991; Dawkins y Field 1977; cit. por Leaño & Saravia, 1998), trazada sobre una “línea base” donde se distribuyen en forma aleatorizada 10 parcelas de formato 500 x 20 m (1 ha), con una distancia mínima entre ellas de 39 m. y una máxima 709 m. (Figura 2.10.2.2.1) Se delimitan las esquinas con tubos de plástico (tubos PVC) de 50 cm de largo por 1 cm de diámetro, para poder ubicar las parcelas cada vez que se vaya a revisitar en años posteriores. A tiempo de registrar los árboles (DAP >= 10 cm) se debe realizar un plaqueteado de los mismos de manera tal que durante el próximo monitoreo sea más fácil de ubicarlos. El monitoreo puede realizarse cada 5 años En la Tabla 2.10.2.2.1 se presenta un modelo de formulario para el registro de datos de monitoreo

Figura 2.10.2.2.1
Diseño de la Parcela Permanente de Muestreo y las subparcelas con un área de 1 ha.

Materiales

a) GPS

b) Altímetro

c) Cinta métrica

d) Formulario de registro

e) Cámara fotográfica

f) Cinta diamétrica para medir el DAP (en caso no contar con una, la medición se puede hacer con una cinta métrica, posteriormente se transforma el dato aplicando una fórmula de diámetro).

Tabla 2.10.2.2.1
Formulario modelo para el registro de datos de monitoreo.


Recomendaciones

Se recomienda que la persona designada para el monitoreo, como mínimo pueda reconocer las especies a monitorear. Si bien se requerirá de la colaboración de un guía (matero4), para hacer el recorrido, instalar los transectos y reconocer a las especies, puede darse el caso de que, si bien estos conocen los nombres locales de los árboles, el momento de encontrarlos exista confusión en la identificación de la(s) especie(s) indicadoras, debido a que, con el mismo nombre local se designe a otra especie, situación muy común con los nombres locales, que varían de un lugar a otro, por lo que en lo posible debe ser un botánico el que esté a cargo y acompañe esta tarea.

Para la verificación e identificación precisa de la (s) especie (s), registradas en campo, pueden obtenerse de 2 a 3 muestras de ramas de los árboles, en lo posible con estructuras reproductivas, es decir que presenten flores y/o frutos, para facilitar su identificación correcta, las mismas que pueden ser depositadas en ambientes del Herbario Nacional de Bolivia de la Universidad Mayor de San Andres (UMSA), para este fin.

2.10.3 Otros Métodos para el Monitoreo de Bosques

2.10.3.1 Deforestación y Fragmentación:

El grado de deforestación y fragmentación, son dos de los indicadores más utilizados frecuentemente, en el análisis de la cobertura boscosa tomando como referencia:

⮞ Análisis de imágenes satelitales, que; permiten establecer índices de deforestación, forma y tamaño de parches o fragmentos, distancia entre ellos y conectividad. Con el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG), adecuados a las características de las diferentes formaciones vegetacionales, es posible evaluar cambios en la cobertura, en plazos cortos y largos, siendo lo deseable cada 5 años (Echeverry y Harper, 2002).

⮞ Mapas parlantes, que es otro método frecuentemente utilizado en la investigación participativa en recursos naturales, con énfasis en la cobertura boscosa y los impactos de la deforestación, para lo cual se elaboran mapas parlantes, semi detallados, que está a cargo de un líder, o un conjunto de personas conocedoras del territorio, cuya base sirve para identificar y proyectar los cambios generados sobre áreas y especies para un determinado momento (10 años antes) y compararlos con el momento actual. Esto también permite comprender a las personas de una comunidad, y saber como son afectadas las poblaciones de los árboles, que están en su territorio, de tal forma que les permite planificar las primeras acciones para un plan de manejo. Y tomando referencias puntuales de los mapas, pueden ser fácilmente incorporados en un mapa SIG para su mejor detalle y validación técnica.

2.10.3.2 Criterios para la Evaluación del Estado de Conservación y Degradación de los Bosques de Bolivia

Navarro et al., (2008); sugieren tomar en consideración los siguientes criterios:

Criterio 1. Reducción de la superficie original del bosque = % de cubierta original vs. Cubierta de sustitución. Estimación de la relación de superficie cubierta con la superficie potencial del bosque en su estado maduro.

Criterio 2. Fragmentación del bosque. Estimación del grado de conexión entre manchas o fragmentos de bosque. (Método de la Porosidad del bosque, manchas según cuadrícula).

Criterio 3. Degradación del bosque. Siguiendo lo expuesto por IPCC (2003) se proponen los siguientes parámetros para evaluar este punto: a) Cambios en la estructura del dosel = reducción de la cobertura total o aumento de la infestación de lianas + cambios en el techo del bosque (aberturas entre copas), b) cambios en la estructura del sotobosque en todos sus niveles (subdosel, sotobosque arbustivo y herbáceo), c) Cambios en la composición florística: pérdida, disminución sustitución de especies típicas del bosque natural poco degradado, aparición de especies secundarias, invasoras, ruderales, viarias, nitrófitas, etc, presencia de especies heliófitas y pioneras (p.e.; Ochroma pyramidale, Baccharis spp.), señales obvias de alteración (sendas, extracción de árboles, quemas, chacos, cacería).

Criterio 4. Integridad faunística.

Criterio 5. Niveles de adecuación y equilibrio del paisaje cultural: equilibrio adaptativo y funcional, sostenible en el tiempo (valoración socioeconómica, cultural de la relación hombre-bosque).

2.10.3.3 Otros Métodos de Monitoreo en Formaciones de Bosques

Se mencionan variaciones para el monitoreo de bosques (UNCTAD, 2009), adecuando los fines a obtener:

Inventarios

✔ Inventarios participativos.

✔ Análisis de variables de hábitat y su influencia sobre las poblaciones aprovechadas.

✔ Levantamientos de vegetación en transectos y/o cuadrantes en áreas representativas.

Censos

✔ Censos de individuos a través de métodos acordes con las partes recolectadas de las especies y con la distribución espacial de la misma (p.e. cuadrantes, círculos y transectos lineales).

Para especies aprovechadas, extraídas sin planes de manejo:

✔ Análisis de datos actuales de cosecha, abundancia de las poblaciones y capacidad de regeneración (tasas de crecimiento, mortalidad, productividad).

✔ Modelación ecológica

✔ Planeación con base en cantidades disponibles para las cosechas y las cantidades necesarias para el mercado actual y potencial.

2.10.4 Monitoreo del Objeto de Conservación 3: Palmares

2.10.4.1 Método: Transectos Modificados

Para este grupo de especies, (Balslev, et al., 2010), sugiere los siguientes pasos:

⮞ Ubicar presencia de manchones de palmeras, donde no exista señales de intervención humana. Dentro de estos se registrará la presencia o ausencia de estas.

⮞ Realizar transectos de 2 m de ancho por 200 m de largo, en vista de que solo se requiere muestrear especies de interés, dejando 100 m de distancia para iniciar el siguiente transecto.

⮞ El número de transectos varía dependiendo de las condiciones del lugar, procurando que se mantenga la misma dirección. Puede considerarse de 3 a 5 repeticiones.

⮞ Una vez que se ubica el sitio apropiado, se marca un árbol como punto de inicio del transecto, empleando una cinta de plástico, en la que se fija una etiqueta con datos del número de transecto, esta etiqueta es fotografiada para tener un registro digital de cada punto de partida del transecto.

⮞ Cuando se termina la toma de datos en el transecto se quitan las marcas.

⮞ Para el registro de palmeras se deberá considerar los diferentes estadios:

✔ Plántula: esta fase empieza con la germinación y termina con la aparición de las primeras divisiones de la hoja.

✔ Juvenil 1: Se caracteriza por que sus hojas están parcial o totalmente divididas en segmentos, no tiene talo y miden menos de 2 m.

✔ Juveniles 2 y 3: Se diferencia del anterior porque su tamaño es mayor a 2 m y porque empieza el desarrollo del tallo aéreo y termina con la aparición de la primera inflorescencia.

✔ Adulto: Tiene un tallo y se encuentra en estado reproductivo.

⮞ Considerando que el crecimiento de las palmeras es lento, la densidad de estadios juveniles y de regeneración podrían ser buenos indicadores del estado de conservación del bosque, ya que los estadios juveniles, resultan ser los más vulnerables a las alteraciones, a diferencia de los adultos que resisten bastante bien las nuevas condiciones de luz, cuando existen alteraciones en el bosque (N.

Paniagua 2012, com. pers.). En la Tabla 2.10.4.1, se presenta un modelo del formulario para el registro de datos.

Materiales

a) GPS

b) Cinta métrica

c) Formulario de registro

d) Cámara fotográfica

e) Cinta flagen

Tabla 2.10.4.1
Formulario modelo para el registro de datos de monitoreo.

2.10.4.2 Otros Métodos para el Monitoreo de Productividad en Formaciones de Palmares

Para el monitoreo de palmares también se pueden considerar otros métodos (UNCTAD, 2009), que se sugieren con los siguientes pasos:

⮞ Evaluar las poblaciones de palmeras para conservar y monitorear.

⮞ Limpiar la vegetación de otras especies que amenazan a las palmeras productivas, para facilitar el monitoreo y la colecta, evitando grupos muy densos de palmeras, dejando un espacio de 2 m entre plantas vecinas.

⮞ Evaluar la productividad y calidad de frutos; identificando individuos que combinan una alta productividad de calidad.

⮞ Eliminar palmeras que tienen enfermedades y con frutos de calidad inferior (amargos y sin sabor), mantener individuos que pueden ser comercializados y con otros fines, (p. e., frutos muy pequeños para artesanía).

⮞ Extraer todos los plantines pequeños, para no favorecer la regeneración de individuos poco productivos y eliminar palmeras que sean altas para cosechar, como una selección de buenos semilleros (palmeras con productividad alta y frutos de buena calidad).

⮞ Usar un sistema de cosecha rotativa, excluyendo en cada año una parte del área de colecta. Eso facilitará la regeneración natural de palmeras, preservando la fauna silvestre que se alimenta de frutos.

⮞ Eliminar individuos de especies que puedan quitar la luz y sofocar a los estípites en su crecimiento (p. e. Astrocaryum acaule, Ficus sp), que afecten el mejoramiento o dificulten el manejo de las palmeras durante el crecimiento.

2.11 ESCENARIOS FUTUROS DE LAS FORMACIONES VEGETALES

Bolivia, está experimentando como todos los países del mundo, los efectos del cambio climático, fenómeno que ha recrudecido en los últimos años principalmente en forma de eventos extremos. La aceleración del cambio climático global, esta influyendo en la variabilidad climática normal, intensificándola y haciéndola menos predecible, situando a las diversas regiones del país, en escenarios de mayor incertidumbre en cuanto al factor riesgo se refiere. Existen muchas evidencias de que los cambios en el medio ambiente físico o en la biota, resultante del cambio climático, viene ocasionando efectos nocivos significativos en la composición, la capacidad de recuperación y la productividad de los ecosistemas naturales, en los medios de vida de las poblaciones locales, la salud, seguridad alimentaria y bienestar de las personas (Ribera, 2011).

Los efectos del cambio climático global, se han agudizado en los últimos años, a partir de sequías prolongadas, lluvias tardías, lluvias torrenciales y cortas que arrastran suelo a gran escala, la intensificación de los vientos y la desecación de cuerpos de agua, como lagunas y bofedales. Los efectos se traducen en la pérdida de biodiversidad, recrudecimiento de la pobreza de las poblaciones locales por desaparición de fuentes de agua, leña y pasturas, así como por la mayor inseguridad en la producción agrícola y pecuaria. A su vez esto repercute en la migración de las poblaciones rurales de estas regiones.

Entre los efectos más críticos del cambio climático sobre la biodiversidad, descritos a nivel mundial están: a) la des-sincronización de los eventos de migración y dispersión (duración y cambios de estaciones ), b) cambios en los rangos de distribución de las especies (por cambio en los ecosistemas y hábitats), c) aumento del estrés fisiológico (por eventos extremos como sequías severas o cambios de temperatura, d) cambios en fecundidad y éxito reproductivo (disponibilidad de alimentos o nutrientes, eventos extremos), e) cambios de la distribución de sexos en las poblaciones o "sex ratio" (cambios de temperatura), f) interacción con nuevos patógenos y parásitos (cambios de rango, cambios de ciclos de vida, cambios de temperatura), g) desencuentro de procesos mutualistas o de predador-presa (cambios de rango, desaparición de especies).

Con el fin de contrarrestar los efectos del cambio climático sobre los diferentes tipos de vegetación y sus respectivos servicios ambientales, será necesario adoptar medidas de adaptación y mitigación. Para lograr estas medidas deben emprenderse estudios integrales para el mejor conocimiento de las distintas formaciones vegetales y de sus especies, así como las características abióticas y las condiciones socioeconómicas y culturales de cada lugar. En el artículo de Maroschek et al. (2009) se mencionan algunas alternativas para la adaptación las cuales se expresan de modo general para la vegetación y con algunas modificaciones:

a) Seleccionar especies tolerantes al cambio climático o capaces de adaptarse al mismo.

b) Elegir material reproductivo de estas especies (individuos semilleros y bancos de germoplasma)

c) Desarrollar un ordenamiento adaptativo y planes de manejo adecuados a cada caso.

d) Enfatizar los estudios sobre servicios ambientales referidos al suministro de agua o productos forestales no maderables, en particular en formaciones vegetales con propósitos múltiples.

e) Introducir técnicas de manejo forestal que disminuyan la competencia entre árboles y que incluyan medidas preventivas como la vigilancia de plagas, así como las correctivas (cortas de saneamiento y control de plagas).

f) Tratar de disminuir la presión ejercida por pastoreo/ramoneo regulando estas actividades, extracción selectiva de especies y contaminación.

g) Mantener la cobertura vegetal, en especial en los bosques, con el fin de mantener la función de protección del suelo y los procesos ecológicos.

h) Asegurar que exista buena regeneración y reclutamiento de las plántulas.

i) Fortalecer la capacidad técnica y la organización social para asegurar la adopción de medidas de adaptación y mitigación5

En al caso del Municipio de La Paz, es necesario establecer límites al crecimiento urbano, regular las emisiones contaminantes e incrementar las superficies protegidas. Para la aplicación exitosa de estas alternativas, sin embargo, es necesario un trabajo conjunto y coordinado de las instancias gubernamentales, las universidades y las comunidades humanas.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, 2007) calificó los bosques montanos y los bosques pluviales tropicales, entre otros tipos de vegetación como los más vulnerables al cambio climático (Maroschek et al., 2009). Existe la posibilidad de que la adaptación de los bosques a las futuras condiciones ambientales y sociales derivadas del cambio climático traerá transformaciones profundas en el enfoque sobre la función de los ecosistemas forestales.

En el 2007, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) propuso que los bosques de países en desarrollo sean considerados un instrumento de mitigación importante, para lo cual debe trabajarse en la reducción de las emisiones producidas por la deforestación y degradación de los bosques. De acuerdo a mediciones realizadas en bosques del trópico americano, se ha estimado que se llega a almacenar más de 200 toneladas de carbono por hectárea de bosque, por año. La mayor parte de carbono, en el caso de los árboles, queda fijado a largo plazo en forma de madera, la cual puede permanecer durante siglos en el interior de un árbol vivo.

Sin embargo, se libera rápidamente a la atmósfera en forma de CO2 cuando el árbol se quema (The New York Times, 8 de octubre 2011). Los bosques generalmente están habitados por comunidades indígenas que obtienen múltiples beneficios, por lo cual la mitigación y la adaptación al cambio climático debe incluir la participación de estos grupos en la aplicación de prácticas de manejo de la vegetación.

Actualmente ya se enfrentan con más intensidad y frecuencia sequías, temperaturas más altas, incendios, olas de calor y de frío. Los modelos predictivos apuntan a que estas condiciones se verán acentuados por una mayor presión antrópica sobre la vegetación, sobre todo boscosa. Se prevé que habrá una muerte regresiva en los bosques amazónicos y de tierras bajas, aumentando el calentamiento global, la concentración de contaminantes y la incidencia de plagas (Bernier y Schoene, 2009).

En estas nuevas circunstancias lo más aconsejable es recurrir a la adaptación planificada, anticipando los principales riesgos y diseñando formas de mitigación para lo cual debe existir una sinergia permanente entre la investigación científica, las políticas nacionales y regionales, y la gestión ambiental, con un enfoque multisectorial. Una de las principales amenazas actuales es la pobreza, por lo que en los países en desarrollo se debe vincular la normativa de mitigación y las acciones de adaptación con los planes de desarrollo rural y las políticas centradas en el bienestar de las personas, en temas como la seguridad alimentaria, el acceso a la tierra y al agua, los principios de equidad y la creación de capacidades (Bernier y Schoene, 2009).

Entre algunas de estas medidas se presenta las siguientes que se citan en estudios de caso:

2.11.1 Recuperar y Mantener la Vigencia de Tecnologías Ancestrales

La organización social de los pueblos andinos, amazónicos y chaqueños dio lugar al desarrollo de sistemas productivos y tecnología adecuadas para contrarrestar los factores adversos de clima y fisiografía. Estos pueblos pudieron desarrollar conocimientos y tecnología que se mantienen vigentes y que representan alternativas de reducción de los riesgos del cambio climático global (Chilón, 2011). Entre estos conocimientos ancestrales se pueden citar las bases del fitomejoramiento y domesticación de plantas y animales, las prácticas de rotación y descanso de la tierra ( aynuka, milli y kapana), uso de abono orgánico, sistemas de riego, técnicas de conservación de alimentos e infraestructura como los sukakollus, tarazukas, taqanas, q’otas, q’otañas, campos elevados, cultivo en lomas o terraplenes y sistemas de drenaje (Chilón, 2011).

Estas prácticas se relacionan con alternativas para contrarrestar escasez o exceso de agua, aprovechar el agua para riego, conservar los suelos y mantener su fertilidad, controlar la incidencia de plagas y enfermedades en los cultivos, preservar alimentos entre otros beneficios. Han sido fruto del contacto permanente de los habitantes y la naturaleza, y tienen explicación científica. De acuerdo con Chilón (2011) el proceso de recuperación de estas prácticas necesita sin embargo de investigación y validación participativa con el fin de establecer su viabilidad y factibilidad técnica, social y económica, y recién entonces podrán convertirse en alternativas sostenibles, aplicables y replicables que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático.

2.11.2 Adaptación al Cambio Climático: Uso de Indicadores Bioclimáticos

En los Andes altos las condiciones climáticas caracterizadas por heladas, granizadas y sequías limitan la producción de alimentos y al mismo tiempo se acentúa la vulnerabilidad de las comunidades por las limitaciones en el acceso a servicios básicos y debilidad en la capacidad organizativa (Paz, 2011).

De acuerdo con la publicación de Tapia et al., (2012); producto de un estudio sobre indicadores del tiempo y predicción climática, las comunidades campesinas han enfrentado históricamente las variaciones y eventos climáticos (lluvias en exceso, sequías, heladas) con diferentes estrategias para asegurar la producción agrícola. Según este estudio es de mucha importancia preservar el conocimiento tradicional sobre indicadores bioclimáticos y estrategias agroecológicas como mecanismos alternativos para la adaptación al cambio climático.

Estas estrategias actualmente son de conocimiento y práctica de las personas de mayor edad en las comunidades y si no existe una adecuada transmisión a las generaciones jóvenes, corren el riesgo de perderse y volver vulnerables a las comunidades.

Actualmente, la predicción climática continúa siendo practicada en las comunidades andinas y se está adecuando al cambio incorporando y probando nuevos indicadores. Por otro lado, el conocimiento sobre los indicadores está muy ligado a componentes rituales y reuniones comunales, que permiten afianzar la práctica de observar el comportamiento de los indicadores así como el intercambio de información y conocimientos. A esto se une la importancia de preservar las normas locales para la gestión de territorios y recursos naturales regidas por los usos y costumbres en las diferentes comunidades (Tapia et al ., 2012).

La gestión del riesgo según este estudio no es nada nuevo. La seguridad alimentaria siempre ha estado ligada a la precisión de la predicción climática o alerta temprana, pero requiere una organización social coherente, sólida, con espíritu solidario y jerarquías bien definidas (Tapia et al., 2012). Una manera de enfrentar la amenaza de los efectos del cambio climático es combinar la gestión del riesgo con las acciones de adaptación y para lograr esto se debe retomar la práctica de la observación sistemática, en especial de los bioindicadores climáticos, con el fin de predecir y aplicar buenas prácticas y técnicas.

Debe fortalecerse el trabajo de observadores locales o yapuchiris quienes orientan a los agricultores en las prácticas a seguir en un tipo de gestión de carácter comunal, generando un proceso participativo en el que todos analizan los riesgos mediante mapas parlantes y maquetas de riesgo (Paz, 2011).

En el marco del plan quinquenal del Programa Nacional de Cambio Climático se tuvo una experiencia con agricultores de la comunidad Chipaya, mediante la cual se pudo observar que las técnicas ancestrales pueden contribuir a la adaptación al cambio climático por periodos más largos, se practican técnicas de reforestación para la microcaptación de aguas y su almacenamiento en el suelo, y control de la erosión con el fin de mejorar la infiltración del agua de lluvia y mantener la cobertura vegetal. Experiencias relacionadas con la percepción de los pobladores locales sobre el cambio climático se pueden encontrar en el artículo de Chaplin (2011; cit. por Paz, 2011) Esa información fue recopilada en comunidades (Desde el altiplano norte en La Paz hasta el norte de Potosí) y se refiere a impactos en la agricultura y la ganadería, así como efectos socioeconómicos y culturales; que además, en las diferentes zonas se están desarrollando nuevas estrategias, como la siembra en tres momentos diferentes y con distinta ubicación, manejo de nuevas variedades e introducción de nuevos cultivos (p.e. arveja y cebolla en vez de papa), probando técnicas nuevas (carpas solares) o recuperadas (terrazas, atajados, q’otañas) y nuevos indicadores del clima.

2.11.3 Sensibilidad de los Ecosistemas Boscosos

La productividad de los ecosistemas boscosos (Maroschek et al., 2009), se ve afectada por cambios en el patrón de las temperaturas, la disponibilidad de agua y la naturaleza y frecuencia de las perturbaciones. Al aumentar el estrés a causa de la sequía, la vegetación se vuelve más vulnerable a factores bióticos como plagas y enfermedades, con la consecuencia de una mayor mortalidad de los árboles, en especial cuando estos agentes han sobrepasado la resiliencia6 de las comunidades de plantas (Raffa et al., 2008). Por otro lado, los incendios se producen más fácilmente en ecosistemas afectados por la sequía y la elevación de las temperaturas.

El aumento de la concentración de CO2 atmosférico también es un factor que afecta la productividad pero no se conocen bien sus efectos en las diferentes especies de árboles (Körner et al., 2005; cit. por Maroschek et al., 2009).

Una elevación de las temperaturas va a tener diferente efecto sobre la flora. Las especies con rangos de elevación restringidos a las partes más altas y por lo tanto, más frías se van a ver inhibidas en su distribución y tal vez en su crecimiento, con riesgo de ser eliminadas por competencia de especies generalistas provenientes de menores altitudes.

Estas especies van a poder ampliar su rango altitudinal favorecidas por la variación de temperaturas aunque ésta sea en mínima proporción.

En un estudio experimental realizado a lo largo de la carretera La Paz - Coroico se evaluó los factores que determinan el límite altitudinal inferior (3.500 y 2.200 m) de distribución de plantas andinas (bosque montano de Yungas); cubriendo áreas de bosque poco alteradas con composición florística conocida (Jácome inédito). Se seleccionaron 15 especies de plantas de las familias Asteraceae, Ericaceae, Scrophulariaceae, Onagraceae, Bromeliaceae así como Pteridofitas, que se trasplantaron en 3 niveles: 1) en el centro de su distribución (control), 2) en el límite inferior de su distribución y 3) 500 m por debajo del límite de distribución.

Las interacciones biológicas también pueden verse afectadas, p. e.; puede alterarse el ritmo o duración de la diapausa en los insectos herbívoros con el consiguiente aumento de sus poblaciones y ocasionar el daño de especies arbóreas importantes. Por el contrario, especies de artrópodos útiles por su función como polinizadores o controladores de plantas con tendencia invasora pueden presentar mayor mortalidad. Estudios de 6 Es la capacidad de los miembros de una sociedad o comunidad y en este caso de agricultores, para enfrentar perturbaciones y los peligros, previniendo y minimizando los daños y mitigando los efectos de eventos adversos, para garantizar la provisión de alimentos y la restauración de sus sistemas agropecuarios.

En FAO 2012 Asistencia a los países andinos en la reducción de riesgos y desastres en el sector agropecuario En: http://www.fao.org/docrep/013/am028s/am028s04.pdf

simulación en los Alpes en general indican que los nichos de especies forestales son muy sensibles al cambio climático, por lo cual se pueden producir diferencias en composición y distribución de las especies (Maroschek et al., 2009), que en los bosques de Yungas se daría principalmente en los ecotonos y en bosques mixtos, que tengan especies perennes y caducifolias.

Bolivia ha tenido una activa participación en el proceso de negociaciones REDD en el ámbito internacional en el 2010 y es uno de los nueve países piloto seleccionados en el marco del Programa UN-REDD, para diseñar e implementar un programa que contribuya a la reducción de las emisiones ocasionadas por la deforestación y degradación forestal. Sin embargo el 2011, el gobierno boliviano ha expresado su rechazo a las iniciativas internacionales para la comercialización de bonos de carbono, que mientras no se proponga un modelo alternativo para financiamiento, no se podrá mitigar ni avanzar en los procesos de adaptación, que se requiere avanzar incluso en el vivir bien.

2.11.4 Impacto de los Incendios forestales

Se ha advertido (PNCC, 2007), la presencia de épocas secas más prolongadas, en combinación con los cambios en las características de áreas forestales (ecosistemas con especies secas que fácilmente se pueden incendiar) y zonas pobladas incrementarán las condiciones propicias para un mayor número de incendios en el futuro, que se traduce en pérdidas significativas de la biomasa forestal y la biodiversidad. El mantener intactos los bosques ayudaría a mantener las precipitaciones locales durante las épocas secas, limitaría la propagación de incendios y frenaría la elevación de temperaturas en la superficie.

Según Ibisch (2003); los cambios climáticos locales se producen en el momento de cambiar la cobertura del suelo, p.e.; por la conversión de bosques en áreas abiertas, las temperaturas máximas se incrementan, la humedad del suelo decrece; estos cambio pueden dificultar la regeneración o restauración de la vegetación natural. La vegetación misma proporciona la humedad que requiere para su existencia. La vegetación compleja de los bosques montanos húmedos, con sus diferentes estratos, también se auto-humedece guardando agua e las plantas, el suelo y en la vegetación epifítica reciclando la humedad por transpiración y condensación, como consecuencia del cambio de temperaturas diarias. De los bosques montanos depende directamente la disponibilidad de agua en los valles.

2.11.5 Impactos sobre la agricultura y pecuaria

Las evidencias del cambio climático sobre la agricultura en Bolivia pueden resumirse en los siguientes puntos:

⮞ Los agroecosistemas, pueden ser afectados, por la emergencia de nuevas plagas y enfermedades que afectan a los cultivos y la producción p. e.; la abundancia y una sobre población de orugas de mariposas ( Erinnys sp), afectaron drásticamente la producción de yuca y papaya en la región de Palos Blancos7 el 2010

⮞ Existe una eminente perdida de la agrobiodiversidad en cultivos de ciclo largo, reduciendo la superficie sembrada, convirtiéndose en cultivos marginales reduciendo la posibilidad de su conservación “in situ”, debido a las variaciones de los periodos de lluvias.

⮞ La reducción de temporadas de lluvias, incide en la regeneración de la fertilidad de suelos y la perdida en la cobertura vegetal dará lugar al incremento de la erosión de los mismos por agentes eólicos e hídricos (p. e., los niveles críticos de erosión en el que se incrementaron las regiones áridas de producción de quinua de Oruro y Potosí, que entre otros factores resalta la falta de incorporación de materia orgánica y nutrientes al suelo, generando procesos de desertificación).

⮞ Ecosistemas dominados por bofedales altoandinos, han sido intervenidos por el hombre, para cambiar su uso actual de la tierra, habilitándola para la producción de papa, cereales y forrajes (Schulte, 1999); esta tendencia parece general y extendida en varias regiones de los Andes.

⮞ La reducción de heladas estacionales y en fechas marcadas, dará lugar a disminuir la transformación de papa en chuño y tunta (deshidratación de papa, que permite conservar y almacenar un mayor periodo, las calorías alimenticias por largos periodos de tiempo en años).

⮞ Producción pecuaria tradicional (ganados: vacuno, ovino, camélido, porcino) con fuerte presión sobre las praderas nativas a través del sobre pastoreo, reduciendo la producción primaria neta por disminución de las precipitaciones e incrementos en las temperaturas.

De acuerdo a información compilada por LIDEMA (2011); es muy probable que el uso extractivo y la fragmentación de hábitats silvestres perjudiquen a la adaptación de las especies y que el exceso de la resistencia de los ecosistemas se caracterice por respuestas tipo umbral, algunas irreversibles en la escala del tiempo, importantes para las interacciones ecológicas de las especies, cambios importantes en la estructura de los ecosistemas y los regímenes de alteraciones.

También es probable que las propiedades de los ecosistemas, como la biodiversidad ó el modo de regularse como el secuestro de carbono, se vean mermadas y que la biosfera terrestre, se convierta en una fuente neta de carbono para el 2100, amplificándose el cambio climático, debido a las emisiones continuas de Gases de Efecto Invernadero (GEI), a tasas iguales o superiores a las actuales y otros cambios, mundiales no mitigados como los cambios en el uso de la tierra (confianza alta).

La mayoría de las principales reservas de carbono terrestre son vulnerables al cambio climático y a los impactos en el uso de la tierra. La biosfera terrestre sirve en la actualidad como un sumidero de carbono variable, pero generalmente en aumento (fertilización por CO2, al cambio climático moderado y a otros efectos). Probablemente esta situación alcanzara el máximo antes de mediados del siglo y después tendrá a una fuente neta de carbono, aumentando por lo tanto el cambio climático. Es probable que ocurra antes del 2100, si se mantienen las emisiones continuas de GEI, a tasas iguales o superiores a las actuales, así como los controladores del cambio mundial no mitigado, incluidos los cambios en el uso de los terrenos, destacando la deforestación tropical.

Es probable que entre el 20 al 30% de las especies evaluadas, se encuentren en alto riesgo de extinción con tendencia a aumentar, al superar las temperaturas medias mundiales en 2ºC a 3ºC (Confianza media). Las pérdidas mundiales de biodiversidad son muy importantes ya que son irreversibles. A pesar de los vínculos entre la integralidad de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas permanecen cuantitativamente inciertos, existe una alta confianza de que la relación sea cuantitativamente positiva.

2.11.6 Impactos Sobre los Bosques y Ecosistemas

Bolivia al aun mantener una superficie potencial con aptitud forestal del 46% (Killeen et al., 2007), presenta una alta riqueza de la biodiversidad y endemismos de especies. En base a la información compilada por LIDEMA (2011); indica que; aunque solo sea el 3,5% de bosque primario en relación a la cordillera de Los Andes, contiene entre el 30% al 40%, de la diversidad biológica total y más de ¾ partes de todas las especies de flora del planeta.

Dentro del hotspot, bosques montanos húmedos, bosques tropicales, bosques lluviosos y bosques secos y el sistema de pastizales y matorrales, contribuyen a un ecosistema diverso. El endemismo de estos determina su elevada vulnerabilidad y delicado equilibrio con su ambiente el cual puede ser fácilmente alterado por perturbaciones extremas.

La velocidad de cambio de las condiciones climáticas, determinara la velocidad de desplazamiento necesario de las especies de los ecosistemas y por ende su capacidad de seguir existiendo. La fuerte interrelación y dependencia de los ecosistemas hacia sus condiciones ambientales, los hacen sensibles a los impactos del cambio climático. Los bosques húmedos frente a condiciones de escenarios climáticos, muestra una tendencia a convertirse en bosques secos para el año 2100. Pero también puede ser variable el impacto del cambio climático, al análisis de escenarios con el modelo Holdridge (1947); donde los bosques húmedos tropicales llegarían a incrementarse en más del 100%, para el año 2100, por incrementos de la precipitación en esta zona de vida.

Los bosques húmedos templados y fríos, reducirán sus áreas en el país, por lo que deberán merecer especial atención los bosques montañosos húmedos nublados, ya que forman los núcleos de condensación de la saturación de vapor de agua, que producen un proceso de formación de rocío que incrementa la humedad de la vegetación y el suelo, haciendo que muchas epifitas, aprovechen la humedad.

Pero también se han detectado en los últimos años, considerando el aumento de la sequía en los meses de estiaje, lo que ha incrementado la ocurrencia de incendios forestales, sufriendo cambios en el ecosistema, orientándose hacia especies con mayor resistencia a condiciones menos húmedas, con la consecuencia de pérdidas de especies, que no podrían resistir las nuevas condiciones, y la presión de la aparición de nuevas. Las tendencias mostradas, como consecuencias de las variaciones de temperatura con la altura (gradiente), implica que las zonas situadas al SW, presentaran mayor aridez, mientras que las situadas al NE, no presentaran modificaciones sustanciales en su régimen hidrológico.

Varios estudios de proyecciones de deforestación en Bolivia, con escenarios y resultados diferentes. Killeen et al. (2007); analizan las tasas de deforestación durante los últimos 30 años y sugiere que el área deforestada anualmente está creciendo exponencialmente sin fin aparente. Sin embargo, no se puede extrapolar esta tendencia para los próximos 100 años, ya que existen restricciones subyacentes, sobre todo en la disponibilidad de bosque, pero también en la disponibilidad de mano de obra, que impiden el crecimiento exponencial durante periodos extensos.

2.11.6.1 Impactos en el Municipio de La Paz

El clima más cálido y seco aumenta la frecuencia y abundancia de algunas plagas que afectan a los árboles cultivados en la ciudad de La Paz; p.e.; la larva de la mariposa Cosinga cosinga ha causado extensas defoliaciones en individuos de Pinus radiata plantados en laderas con mayor exposición al sol (Estevez, 2000) y en los meses secos el ataque por homópteros ( Scaly insects) es mayor (Alvarez, 2012).

Plantas hemiparásitas pueden producir la muerte de árboles debilitados por las condiciones acentuadas de sequía, como es el caso de Tripodanthus acutifolius (Loranthaceae) en árboles cultivados de la zona sur y en árboles frutales de los valles secos de Rio Abajo (E. García 2012, com. pers.).

a) Piso altoandino

En todos los lugares en los cuales el frío actúa como una barrera para la distribución de las especies, un aumento de temperatura o mayores condiciones de sequía van a favorecer a especies que se mantenían controladas, con una disminución de su mortalidad, y un aumento en su distribución (Maroschek et al., 2009).

b) Bosques Húmedos Montanos

Los bienes y servicios de la vegetación boscosa también pueden presentar consecuencias, tales como el crecimiento en diámetro y la producción de troncas aprovechables como madera. Periodos de sequía disminuyen este crecimiento de acuerdo a estudios de dendrocronología efectuados en bosques de Yungas (Villalba et al., 1998). Además, la mortalidad de plántulas y el reclutamiento se relacionan fuertemente con los factores abióticos y bióticos

Parientes Silvestres de Cultivos

En los Bosques Montanos y el Pie Húmedo de Bosque Montano, que corresponden al área rural del municipio de La Paz; se han observado la presencia de importantes grupos de plantas con especies actualmente no utilizadas, como son los parientes silvestres8 de cultivos que forman parte de la diversidad biológica, continúan sobreviviendo en condiciones silvestres y se encuentran en poblaciones naturales. Presentando un valor especial y potencial, frente al cambio climático, que incidirá en la emergencia de nuevas plagas, la calidad alimentaria; básicas para la agricultura tradicional, por lo que se necesitará de la información genética contenida en estos, con el que puedan desarrollarse opciones de adaptación, mejoramiento para que permitan asegurar y mantener la sobrevivencia de la humanidad (Baudoin, 2009).

Del mismo modo en que se ve afectada la flora y vegetación, los parientes silvestres, también se hallan amenazados, por la destrucción acelerada de estos ecosistemas, las mismas que se encuentran en riesgo y susceptibilidad a desaparecer, por lo que es urgente tomar acciones para su conservación y aprovechamiento al menos por las poblaciones locales.

En cuanto al potencial de la diversidad florística y de los parientes silvestres, no existen registros para el Municipio, sin embargo se evidencio la presencia de éstos en el recorrido 8 Los parientes silvestres de cultivos incluyen tanto a los antepasados de los cultivos como a otras especies más o menos estrechamente vinculadas con ellos. Son una fuente importante de genes de resistencia contra enfermedades, plagas y otros factores como las sequías y las altas temperaturas (Annie Lane, Bioversity 2000) de Suapi hacia Apana y en el distrito de Zongo Choro. Entre estos se puede mencionar p.e.; camote ( Hypomoea sp . , Convolvulaceae. Fotografía 2.11.6.1.1), yuca ( Manihot sp., Euphorbiaceae. Fotografía 2.11.6.1.2), piña ( Ananas sp., Bromeliaceae. Fotografía 2.11.6.1.3) y chirimoya ( Annona sp., Annonaceae. Fotografía 2.11.6.1.4).

Fotografía 2.11.6.1.1
Hypomoea sp. “camote”, encontradas en las localidades Suapi hacia Apana.
Fotografía 2.11.6.1.2
Manihot sp. “yuca”
Fotografía 2.11.6.1.3
60 Ananas sp. “piña”.
Fotografía 2.11.6.1.4
Annona sp. “chirimoya”
Fotos. O. Martínez

a) Recomendaciones para la gestión del riesgo y acciones de adaptación al cambio climático

La gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático deben incluir las siguientes premisas (modificado de Paz 2011 y Chaplin 2011):

⮞ Debe tenerse consciencia de que las acciones de adaptación no van a tener efectos inmediatos sino en el mediano y largo plazo.

⮞ Estas acciones deben involucrar a las comunidades, a los investigadores y al Estado, con el desarrollo de políticas públicas de alcance sectorial que se integren a la planificación local.

⮞ Debe recopilarse información detallada de los productores.

⮞ Debe integrarse en el proceso los temas de género e interculturalidad

⮞ No hay fórmulas que sirvan en todos los casos, debido a la existencia de particularidades locales, por lo que deben generarse estudios específicos y buscarse alternativas de solución que respondan a esas particularidades.

⮞ Debe insistirse en que exista continuidad en las políticas a pesar de la movilidad de las autoridades locales, departamentales y nacionales.

2.12 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

2.12.1 Conclusiones

Si bien existen diversos sistemas de clasificación para la vegetación en nuestro país, realizados por diferentes autores, para el presente trabajo se consideraron válidas las descripciones realizadas por López (2010) para el valle de La Paz y Hampaturi y para el Valle de Zongo las realizadas por Beck y Paniagua (2010); por tratarse de un trabajo más puntual referente a los pisos de vegetación presentes en el Municipio de La Paz; sin embargo se ha complementado la información consultado otras referencias bibliográficas como: Beck y García (1991); Killeen et al., (1993), Ribera, et al. (1996), Navarro y Maldonado (2002) e Ibisch & Mérida (2003).

La vegetación y flora de la ciudad ha sido modificada por el crecimiento urbano y la actividad humana. Pese a estas circunstancias, alberga una variedad de especies nativas y endémicas, las mismas que están siendo desplazadas y reemplazadas por especies ntroducidas con fines ornamentales, además de encontrarse bajo constante amenaza de loteamiento y urbanización.

Dentro el piso altoandino se ha priorizado a los bofedales y para la parte baja del Municipio de La Paz, a los bosques húmedos montanos por los servicios ecosistémicos que brindan y por las amenazas que prevalecen.

Las actuales amenazas a las que están sujetas las principales formaciones vegetacionales son de origen natural y antrópico, siendo estas últimas las más impactantes y que se han incrementado durante los últimos años.

En el área rural del municipio la amenaza más fuerte a los bofedales es la extracción de turba y el sobrepastoreo. Mientras que en los bosques las amenazas más intensas están dadas por la extracción de madera, el chaqueo, los asentamientos colonos, con fines de ampliación de la frontera agrícola y la proliferación de cultivos de coca. Aspecto que incide en la degradación de estos ecosistemas.

Los bofedales del sector de Kaluyo se encuentran en gran parte en mal estado de conservación, (están totalmente degradados), a diferencia de los de Zongo y Hampaturi, los cuales presentan un mejor estado de conservación.

Los Bosques húmedos montanos en áreas de fácil acceso se encuentran fragmentados, en tanto que sectores de laderas con abrupta topografía, aún están conservados. Sin embargo el principal servicio ecosistémico que es la captura de agua se ve seriamente amenazada.

Se ha sugerido como áreas prioritarias para la conservación a las áreas 1, 2 y 3, porque se considera que gran parte de las formaciones vegetacionales correspondientes a bosques nublados y bosques húmedos montanos se encuentran en buen estado de conservación y por la presencia de flora y vegetación potencial.

La fijación de carbono realizada por los bosques en general no es una garantía para generar recursos destinados a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo los estudios que se realizan podrán aportar con más datos para cambiar esta tendencia negativa para nuestro país.

Las palmeras ofrecen una amplia gama de productos los cuales son valorados por las familias y comunidades para asegurar y fortalecer sus medios de vida.

Los objetos de conservación definidos y priorizados para el municipio de La Paz, probablemente sean insuficientes, sin embargo será el mecanismo que permita asegurar áreas de conservación con especies útiles, además de amenazadas.

La presencia reducida de especies amenazadas presentes en bofedales, que conforman los objetos de conservación, deberán someterse a un proceso de conservación y manejo sostenible, en el corto plazo, de manera que implique asegurar la provisión de agua como de otros usos.

Los bosques húmedos montanos del municipio, albergan mayor número de especies amenazadas y permitirán en un largo plazo incorporar programas de conservación y manejo, que aseguren su supervivencia y probablemente su aprovechamiento.

Los palmares identificados también como objetos de conservación, presentan un número reducido de especies amenazadas, sin embargo por la utilidad que generan para las familias y las comunidades, estas probablemente sean más susceptibles a incorporarlas en programas de conservación y manejo, más rápidamente.

Como potenciales indicadores de monitoreo para los objetos de conservación, se han considerado a especies vegetales sensibles a alteraciones dentro de su hábitat, que reflejan condiciones particulares como perturbación, degradación, con diferentes grados de amenaza, otras con valor comercial y principalmente que sean fáciles de reconocer y de monitorear.

No se cuentan con estudios ecofisiológicos de las diferentes especies, que permitan conocer el comportamiento de las mismas ante situaciones de alteración o perturbación dentro de su hábitat.

La presencia de especies típicas en los bofedales y una buena cobertura de estas, reflejan el buen estado de conservación de estos ecosistemas; cuando cambia la composición florística y son reemplazadas por otras especies, es cuando llegan a indicar su degradación.

La presencia de especies indicadoras de los bosques húmedos montanos, reflejan el buen estado de conservación, en tanto que su ausencia manifestará la existencia de alteraciones en éstos.

Los potenciales indicadores para los palmares dentro de los bosques húmedos, son aquellas especies que además de ser útiles, su presencia en éstos reflejan el buen estado de conservación de los mismos.

Los métodos de monitoreo propuestos para las especies a monitorear; son sencillos y prácticos de tal manera que sean útiles para los responsables de esta tarea, en el corto y largo plazo.

El municipio de La Paz, a nivel local y regional, es vulnerable al impacto de los cambios climáticos, como lo es la disminución en la oferta de agua, el incremento de la deforestación y la falta de educación para enfrentar los mismos.

La presencia de bosques presentes en el territorio municipal de La Paz, representan además, un gran potencial en términos de mecanismos de mitigación al cambio climático por captura de carbono.

2.12.2 Recomendaciones

Existen atribuciones a nivel del estado y los municipios, que en coordinación mutua pueden impulsar la implementación de modelos de monitoreo en áreas priorizadas y con vacíos de información, que permitan hacer un seguimiento continuo del estado de conservación de la diversidad en flora y vegetación, los impactos ambientales producto de las amenazas, involucrando a la población local.

Para la identificación de objetos de conservación y potenciales indicadores de monitoreo es importante tomar en cuenta la percepción local, involucrándola en la gestión y manejo de sus propios recursos, esto permitirá por una parte saber, con estimaciones de la abundancia, que especies son las más utilizadas y en qué grado, si tienen algún valor comercial, si resulta cada vez más difícil encontrar determinadas especies.

Es necesario considerar incorporar dentro de los objetos de conservación a las AP municipales; sin embargo en tanto la situación periurbana sea incierta debido a la existencia de avasallamientos, loteamientos propios de los límites municipales de alta conflictividad; se debe comenzar a concientizar a los actores de estas áreas.

El gobierno municipal, puede impulsar y gestionar campañas masivas en la TV, con temas referidos a medio ambiente, biodiversidad, agua y servicios ecosistémicos que proveen, dirigida a la población local y municipios aledaños, además de otros relacionados a manejo de sus recursos naturales, que son fundamentales para el bienestar de la población en su conjunto, generando así el interés, participación y compromisos de trabajo.

Es necesario construir iniciativas de interés público que sirvan para recompensar por los servicios ambientales (PSA) y desarrollar alternativas para ofrecer incentivos a los agricultores de bajos recursos, los cuales protegen a los ecosistemas de importancia local.

Los bosques aun conservados, cada día se enfrentan a amenazas por expansión de cultivos de coca; fuera de establecer si estos son lícitos o ilícitos, será necesario implementar las “buenas prácticas agrícolas”, para ir minimizando los daños y las amenazas propias de este cultivo. Incorporando además innovaciones basadas en la agroecología, las cuales incorporan elementos tanto del conocimiento tradicional como de la ciencia agronómica moderna.

Pese a que se tienen referencias documentadas sobre la presencia de especies amenazadas y en peligro de extinción, para el territorio del municipio de La Paz, se requiere de mayor detalle en los inventarios florísticos, lo que podrá ser contemplado en los planes de manejo y conservación que se requieran más adelante.

El Parque Nacional Tuni Condoriri, por la importancia que reviste para la provisión de agua y por su proximidad al municipio de La Paz, actualmente es sujeto y sitio piloto en el que se tienen instaladas parcelas de monitoreo GLORIA en 4 cimas; pudiendo ser el municipio, coparticipes del monitoreo en coordinación con las instituciones responsables (Herbario Nacional de Bolivia, www.gloria.ac.at).

2.13 BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

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